"Sacó una pistola de la cintura del pantalón y me la puso directamente en la cabeza"

La novia del joven muerto de un tiro en Ricla declara que la amistad que tenía con el acusado se deterioró cuando empezó su relación sentimental con la víctima

Francisco Canela, acusado del homicidio de Robert Ricolti, cometido en Ricla en 2016, durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Francisco Canela, acusado del homicidio de Robert Ricolti, cometido en Ricla en 2016, durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Aránzazu Navarro

Veronica Z., de 20 años, contradijo este martes la versión que dio Francisco Canela Grima durante el juicio que se celebra contra él en la Audiencia de Zaragoza por el homicidio de Robert Ricolti, de 23 años. Si el acusado afirmó el día anterior que cuando sacó una pistola y disparó contra el suelo era porque se sentía amenazado por la pareja y que solo quería "asustar" a la joven y a su novio porque se “reían de él”, Verónica Z. aseguró lo contrario, que su intención era hacerles daño.

La joven declaró que instantes después de haber entrado en su bodega -donde les había citado para hablar de unos dibujos obscenos y otras notas que había encontrado en su buzón y cuya autoría se la atribuía a ella-, Canela sacó una pistola que ocultaba debajo de la camisa, en la parte delantera del pantalón, y le apuntó con ella directamente en la cabeza. “Luego la movió y disparó hacia el suelo. Me separé un poco y le dije “dispárame si quieres”, entonces él se quedó tan sorprendido que aproveché y me fui corriendo a casa de mis padres para avisar a mi familia”, manifestó  ante el jurado.

Las viviendas de Francisco Canela y Verónica Z. están en la misma calle, separadas por apenas 40 metros. La joven llamó a gritos a su padre y sus hermanos, que bajaron corriendo para ayudarla, y les dijo que Curro estaba “pegando” a Robert. “Yo volví a la bodega y entonces vi a mi novio en el suelo sangrando, me asusté y me marché otra vez a la calle. Curro salió detrás de mi gritándome “hija de puta, esto es por tu culpa, tenía que matarte a ti”, manifestó. Según la testigo, la intención del acusado era pegarle, algo que impidieron sus hermanos y otras personas que salieron del bar que está justo frente a su casa y que lograron sujetarlo.

Mientras esto sucedía, el padre de Verónica, Ioan Z., entró en la casa donde estaba Robert Ricolti. “Le cogí de la mano y le dije que se mantuviera fuerte, que enseguida llegaba la ambulancia”. “Entonces entró otra vez Curro, se puso encima de él y se puso a gritar que llamaran al helicóptero”, relató. El acusado aseguró el día anterior que practicó maniobras de primeros auxilios al herido, pues él había estado cinco años en Cruz Roja. Varios testigos lo vieron en esa actitud, aunque los familiares de Verónica Z. señalaron ayer que para ellos resultó sospechoso que lo hiciera segundos antes de entrar la Guardia Civil. “Era como si estuviera disimulando, pues hasta unos momentos antes nos estaba diciendo que nos iba a matar a todos”, explicaron.

Los dos primeros agentes del puesto de La Almunia que llegaron al lugar encontraron al acusado sobre la víctima y taponándole la herida. “Nos pidió que llamásemos al helicóptero. Le pedimos que nos diera el arma que tenía junto a él en el suelo y se negó. Gritaba que ahí mandaba él y no nos dejaba acceder al herido”, declaró uno de los guardias. A fuerza de insistir, coincidió su compañero, Canela levantó la pistola y entonces un funcionario se la quitó. “No obedecía. Estuvimos discutiendo. Cuando llegaron los sanitarios se apartó”, añadió.

La situación que se encontraron les hizo pensar al principio que se trataba de un suicidio y que el acusado estaba ayudando al herido. Fue el padre Ioan Z., padre de Verónica, quienes le sacó del error y les dijo que había sido él quien le había disparado y que momentos antes había salido a la calle gritando: “¡Lo he matado! ¡Lo he matado! ¡Avisad a la Guardia Civil!” Los agentes añadieron que para detenerlo tuvieron que reducirlo porque su actitud era muy violenta. También resaltaron que llevaba marcas en la cara y que el aspecto de la estancia donde ocurrieron los hechos revelaba que había habido una pelea. Este dato tiene importancia, ya que el acusado dijo el día anterior que el arma se disparó durante un forcejeo con la víctima, mientras esta trataba de quitarle la pistola.

La joven insistió en que no se podía creer lo que ocurrió esa noche del 10 de enero de 2016, ya que aunque ella sí había tenido una relación de amistad y vecindad con Canela -iba a su bodega con amigas y él las invitaba a fumar porros- no conocía de nada a Robert Ricolti. Añadió que su actitud cambió cuando se enteró de que se habían hecho novios.

Durante la jornada declaró también Isabel Canela, hermana del acusado, quien explicó que en la época en que ocurrieron los hechos su hermano tenía graves problemas con el alcohol y las drogas y que incluso habían tenido una reunión familiar para intentar arreglar la situación y que se sometiera a tratamiento. “Le dijimos que fuera a un centro y quedamos varias veces, pero no se presentaba, no quería enfrentarse a la situación. El día que fue a la cita iba borracho perdido”, explicó al tribunal. Todo esto deterioró la relación con su hermano, al que ahora visita semanalmente en la prisión de Zuera. Emocionada, contó que le cuenta que está mal y aunque el trabajo le ayuda a pasar los días, no puede dormir. “Me dice que su condena no es la cárcel, sino la noche”, manifestó. 

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