"Cambio juguetes por algo para mamá"

El Mercado del Trueque del Aranda dinamiza la actividad en los pueblos mientras aboga por el consumo responsable.

En el mercado celebrado en Jarque de Moncayo se cambió un cactus por un bote de champú.
"Cambio juguetes por algo para mamá"
P. López Rojo

"He traído juguetes de cuando era más pequeña y manualidades que hago en casa, cuando me aburro, para cambiarlas por un regalo para mi madre" decía Raquel Arnal, una niña de nueve años que la semana pasada participó en Jarque en el Mercado del Trueque que cada año organiza la comarca del Aranda en varios municipios.

Esta iniciativa, que se llevó a cabo por quinto año consecutivo, pretende dinamizar la vida social de los pueblos al mismo tiempo que aboga por el consumo responsable. El Mercado del Trueque del Aranda ofrece la posibilidad de deshacerse de algunos objetos y cambiarlos sin coste por otros que puedan interesar más a los participantes.

"Los vecinos la han tomado como una actividad fija en el calendario de las actividades que se hacen en verano, y vemos cómo año, tras año, hay muchos participantes que vuelven a repetir y que incluso van recopilando cosas que ya no utilizan a lo largo del año para traerlas", comentó María José García, responsable de la oficina comarcal de Atención al Consumidor, que junto con el área de Servicios Sociales organiza esta iniciativa.

Misión cumplida. Un peluche de Mickey Mouse por un colgante. A media mañana, la participante más joven que animada por sus amigas se estrenaba en esta iniciativa, realizaba unos de los primeros trueques y elegía un collar para su madre que intercambiaba con María José por un peluche que Raquel ya no utilizaba desde hace tiempo.

Un pasapurés por dos lámparas antiguas o un cactus por un champú han sido algunos de los objetos más curiosos que fueron elementos de transacción durante la mañana.

En el Mercado del Trueque que se instaló en la chopera de Jarque se podía encontrar casi de todo. Desde singles de Suzi Quatro, una cantautora estadounidense que triunfó en la década de los 70, hasta libros, postales, radios, bolsos, abalorios, figuras de cerámica... "Cualquier cosa es bien recibida", explicó Andrea Mediel, educadora social de la comarca del Aranda.

Se suele decir que un buen escaparate es un vendedor en silencio, un buen ejemplo de esta táctica era la mesa que había ataviado con gran esmero Cristina Gaspar, una jarquina que vive en Zaragoza, pero que vuelve cada verano y que es ya fija en esta actividad: "Me gusta mucho participar en estas cosas, porque se pasa una mañana muy divertida".

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