El millonario canal de aguas bravas se quedará otra vez sin una empresa que lo gestione. La actual concesionaria, La Loteta Sports, pidió al Ayuntamiento rescindir el contrato por las fuertes pérdidas acumuladas, y el Consistorio asume que así deberá ser. El gobierno de la ciudad aprobará hoy que se inicien los trámites para resolver el vínculo que había entre la empresa y la administración para la gestión del canal y de los negocios vinculados (el embarcadero del canal de aguas tranquilas, el bar, el tren turístico, la parcela multiaventura y los bajos de la torre del Agua).

Para resolver la concesión, y una vez iniciado el procedimiento, la sociedad municipal Zaragoza Desarrollo Expo deberá hacer una evaluación de la contrata (estado de las instalaciones y los bienes afectados, posibles incumplimientos, avales depositados...). Cuando estén listos todos esos informes, se concederá trámite de audiencia a La Loteta Sports para que puedan alegar y presentar todos los documentos y justificaciones que estimen oportuno. Con todo este trabajo se hará una propuesta de rescisión de un contrato que estaba previsto que acabara en 2040 pero que se va a tener que finiquitar precipitadamente por lo ruinoso del negocio.

Entonces se verá cómo se resuelve económicamente la contrata. El Ayuntamiento evaluará si la empresa ha cumplido con los cánones que debía pagar anualmente al Consistorio, pero la empresa también pondrá encima de la mesa sus reclamaciones. Para empezar, porque hizo una fuerte inversión para ponerse al frente del negocio en 2015. Tuvo que pagar alrededor de 100.000 euros al liquidador de la empresa que lo gestionaba anteriormente, Murillo Rafting, para hacerse con el material. Además, aportó otros 100.000 en mejoras. Solo en el parque multiaventura tuvo que invertir 60.000 euros por motivos de seguridad. Fuentes de La Loteta Sports señalaron que, en principio, debería ser el nuevo concesionario, que va a ‘disfrutar’ de esas mejoras, quien les devolviese esas cantidades. Sin embargo, aún no está claro si el Ayuntamiento va a volver a sacar la concesión a concurso o no.

Para tratar de aclarar su viabilidad, está a punto de adjudicar un contrato para que un ingeniero aclare los motivos de las filtraciones que sufre la balsa inferior del canal. Nueve años después de la construcción de estas instalaciones municipales, el Ayuntamiento se gastará unos 20.000 euros en tratar de encontrar una solución a estas fugas, que provocan pérdidas de agua en la balsa que obligan a un mayor gasto eléctrico para bombear líquido y que permanezca llena.

Además, sigue en discusión la reclamación que la empresa hace por su primer año de concesión, más ruinoso aún de lo habitual. Como consecuencia de las riadas extraordinarias del Ebro, en 2015 las instalaciones sufrieron daños importantes y no se pudieron utilizar hasta bien avanzado el verano. La empresa, por tanto, estuvo pagando el canon sin posibilidad de explotar la actividad.

Este nuevo capítulo confirma el fracaso de estas instalaciones municipales, que costaron unos 6 millones de euros y que ha habido años que han sido utilizadas por 200 personas, cuando se estimó que lo harían 100.000 al año.