Luis E. Moncín: “Tenemos que evitar los daños que producen las riadas del Ebro”

Llegó a la alcaldía de Pradilla de Ebro hace 34 años. Desde 1983 gobierna con mayoría absoluta y no ha dejado de aumentar el número de votantes del PSOE.

El alcalde de Pradilla, Luis Eduardo Moncín, junto al cauce del río Ebro, que da nombre al pueblo.
El alcalde de Pradilla, Luis Eduardo Moncín, junto al cauce del río Ebro, que da nombre al pueblo.
N. Barceló

¿Desgasta el poder?

No si te dedicas a trabajar por tus vecinos. Al contrario, te lo reconocen y te votan hasta aquellos que no tienen tus ideas. El PSOE tiene en Pradilla más votos en las municipales que en las autonómicas y generales.

Después de 34 años como alcalde, ¿le quedan proyectos?

Siempre hay cosas que hacer. Hemos modernizado el pueblo, con la renovación de las redes de abastecimiento, porque había muchos problemas de fugas. Nos queda ir manteniendo las instalaciones. El gran asunto pendiente es el Ebro. En esta mandato tenemos que ser capaces de alcanzar una solución para quitar el peligro en las poblaciones y evitar los daños, que cada vez son mayores en las avenidas.

A pesar de las avenidas, se siguen construyendo viviendas.

Se construye con elevación para evitar daños durante una riada o las filtraciones del río. El problema es que se pierde población. Si las administraciones no ayudan, los pueblos van a desaparecer.

Se conoce a Pradilla por el cultivo de la cebolla.

Sí. Tenemos cinco empresas que se dedican a la producción y comercialización, y cada año se cultivan alrededor de 50 millones de kilos. La mayor parte se exporta a Inglaterra.

Preside la Comisión de Municipios Afectados por el Ebro.

Se constituyó después de la riada de 2007 para ver si juntos podemos alcanzar una solución ante la administración. En esta legislatura el presidente Javier Lambán y el consejero Joaquín Olona se han comprometido a llegar a algún tipo de solución en el tema de las avenidas del Ebro. Hoy lunes se celebra una reunión de la ponencia que se constituyó dentro del IAA. Estamos representados todos los sectores, la universidad, colectivos ecologistas, CHE, DGA, los ayuntamientos y los sindicatos agrarios. Hay que alcanzar una solución

¿Es importante el consenso?

Como representante de los municipios, siempre he tratado de formar una mesa de trabajo en la que participen los políticos y no los técnicos en representación de las administraciones. La consejería de Desarrollo Rural se encarga de la coordinación.

¿En qué momento están?

Ahora hay más compromiso por parte de la CHE, que era reacia y mandaba a sus técnicos y se avanza pero despacio. Hay que agilizar. Nos hemos relajado por la escasez de lluvias y los caudales del Ebro pero en cualquier momento puede producirse una riada como la de 2015. Hay que tomar las decisiones con sensatez y sentido común ahora.

Los ribereños piden sentido común frente a las avenidas.

Hasta ahora no nos han hecho mucho caso. No somos ingenieros, pero conocemos el comportamiento del río y la evolución. Nos estamos quedando sin cauce, el fondo se ha levantado, crece mucho la vegetación porque el agua lleva mucho nitrógeno y se forman islas. Cualquier día habrá una tragedia y desaparecerá algún pueblo.

¿Se exige solidaridad a la ribera?

Nadie lo dice abiertamente, pero todos pensamos que no se limpia el cauce para recuperar el caudal portante en las avenidas para que no llegue tanta agua a Zaragoza.

La normativa medioambiental impide retirar las gravas.

Dicen que las motas hay que quitarlas y que el río es un ser vivo. El Ebro puede llevarse Pradilla en cualquier momento. Con una altura de 8,20 metros como en la última, si se rompe el dique se lo lleva. Hay un estudio de la DGA de 2005 que dice que hay que suprimir 180 kilómetros de motas y que quedarían 6.000 hectáreas libres. Hay que ver qué utilidad se les dan.

¿Cuántas evacuaciones ha vivido ya?

Cuatro. La primera en el 61. Tenía 9 años. Luego en 2003, 2007 y 2015. En 2003 se inundó parte del casco urbano. En la última, a las 19.00 del viernes nos dijeron que el Ebro iba bajando y a las 3.00 teníamos ocho metros de altura y el agua empezó a saltar por las motas. Aún no nos han dicho por qué no nos advirtieron. En lugar de empezar a recrecer motas de madrugada lo hubiéramos hecho por la tarde. Los vecinos estuvimos absolutamente solos. Ni una pareja de la Guardia Civil. Nos sentimos impotentes. En una hora tuvimos que hacer la evacuación. Afortunadamente tenemos una plan que se activa en cada riada aunque sea ordinaria.

¿Se ha mejorado con las últimas medidas aplicadas?

Sí. Se rebajó un metro en la zona del puente y se limpió la vegetación para dar mayor capacidad y esperamos que el agua circule mejor, pero tenemos una isla aguas abajo que afecta a los cascos urbanos de Pradilla y Boquiñeni. La isla hace de tapón y eleva el nivel del agua en un metro más.

Durante las riadas se ve la solidaridad entre los pueblos.

Cuando hay problemas todas las poblaciones se vuelcan, cada uno aporta lo que tiene. Pero ahora están naciendo rencillas entre pueblos, en el sentido de que si se actúa en un lugar se perjudica a otro. Nuestra obligación es pensar en el interés general.

Hace ya años que Pradilla organiza su piraguada popular en junio para ofrecer una visión lúdica del río.

No hay que ver el Ebro como un enemigo, riadas habrá siempre. La primera piraguada nos sorprendió porque desde dentro del río el paisaje es espectacular y desconocido para muchos.

El Ebro baja con poco caudal.

Yo no lo había visto nunca así en mayo. Se están formando algas y habrá problemas con la mosca negra, el mosquito tigre y otras especies invasoras. Me gustaría que los colectivos ecologistas dijeran algo. En la ribera hemos visto cómo han desaparecido los peces autóctonos por la introducción de estas especies pero no se pueden limpiar las islas. Los políticos han hecho más caso a los ecologistas que a los vecinos de la ribera.

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