La capital de los parches

Una paletada de cemento y a funcionar. Ante imprevistas grietas, baches o socavones a veces se improvisan soluciones de urgencia que, lamentablemente, se eternizan en el tiempo. Zaragoza podría competir sin complejos en un certamen de las ciudades más parcheadas de España, pues sus calzadas y aceras presentan un estado muy mejorable. En el Consistorio son conscientes y, por ello, habían lanzado una ambiciosa ‘operación baldosa’ para arreglos de microcirugía urbana que, sin embargo, la justicia ha echado atrás por el empeño de ZEC de reservar el contrato en exclusiva a empresas de economía social. Este revés puede provocar que el deterioro de las calles continúe acentuándose en los próximos meses, aunque el Gobierno municipal promete celeridad en volver a sacar el concurso, esta vez, sin cortapisas a la libre competencia.

Zaragoza cuenta con 14 millones de metros cuadrados de viales –aceras y calzadas– y las baldosas rotas (junto con los problemas de alumbrado) protagonizan la mayoría de las quejas que los zaragozanos introducen en el buzón municipal. Las brigadas de Conservación reparan anualmente más de 8.000 metros cuadrados de embaldosados, pero siguen si dar abasto para arreglar tanto bache, agujero y baldosín levantado que da más de un disgusto en los días de lluvia.

En lo referente al asfalto, los cruces de las grandes avenidas, los pasos de cebra y las calles por las que más buses pasan (cada vehículo pesa doce toneladas) son las más castigadas. Si se sube a las aceras, cada asociación de barrio puede radiografiar sus adoquines sueltos y los pequeños destrozos que, por ejemplo, causan las raíces de los árboles en el pavimento. Clásicas son las quejas de los usuarios del centro médico de Valdespartera o de quienes transitan la avenida de Navarra, en cuya zona peatonal se confunden desconchones, hundimientos, parcheos, gravillas sueltas e irregulares bordillos.

En esta avenida como en el corazón de la ciudad, en César Augusto o San Miguel sin ir más lejos, se pueden ver ejemplos de ese ‘sofisticado’ recurso que consiste en echar un pegote de cemento y confiar en las restricciones de tráfico. Hace pocos días también expresaron sus quejas los vecinos de la Romareda –concretamente la entidad vecinal Arco Iris–, que lamentan el nulo mantenimiento de avenidas como Ramón Sainz de Varanda, Juan Carlos I o Juan Pablo II, a las que habría que sumar también tramos de Condes de Aragón o Gómez Laguna.

En Valdespartera la denuncia es que en su día no se debió emplear el suficiente agarre en la colocación del pavimento en calles como La reina de África o El gabinete del doctor Caligari, mientras que el inventario de calles con aceras hechas polvo en Valdefierro o Las Fuentes es tan voluminoso como la Enciclopedia Británica.

El eje este-oeste

Fuentes de Urbanismo consideran que son los llamados barrios consolidados (San José, Las Delicias o Torrero) los que deben "mejorar su escena urbana". Reconocen que con la obra del tranvía se renovó el eje norte-sur de la ciudad pero no el este-oeste, que "está muy machacado". La oposición, con el PP a la cabeza, apunta que ZEC "prometió atender a los barrios de Zaragoza, pero la realidad es que se encuentran más abandonados que nunca", dice el concejal popular Pedro Navarro, que lamenta que "desde hace muchos años no se afronta una operación asfalto en condiciones".

Los colectivos de movilidad urbana (taxistas, motoristas, conductores de autobús...) dibujan su propio ranquin de calles en estado deplorable en el que Unceta, el paseo de Colón y Arzobispo Apaolaza ocupan posiciones destacadas. Hay que sumar también un nuevo frente abierto en lo que a mejoras viales se refiere porque los colectivos ciclistas denuncian que los carriles bici siempre se excluyen de las operaciones asfalto y hay tramos –por ejemplo con alcantarillas hundidas– que resultan peligrosos.