Del manga al sushi, un viaje cultural sin distancias

Desde hace décadas, Zaragoza alberga un pequeño Japón en forma de arte, cultura, deporte y gastronomía.

Hajime Kishi es periodista y ha sido asesor de Cultura y Prensa de la embajada japonesa en España
Del manga al sushi, un viaje cultural sin distancias
C. I,

Del 4 al 6 de abril decenas de profesionales se daban cita en el ‘Congreso Internacional de Estudios Interdisciplinares sobre Cómic’ en la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza. Desde el departamento de Historia del Arte de la Universidad, organizador del evento, aseguraban que ha sido la mayor reunión de estudiosos del género desarrollada en la ciudad.

¿El objetivo? Tender puentes entre investigadores de todo el mundo llegados desde España, Canadá, México, Francia e Italia. “Como ocurre con cualquier ciencia, en el proceso de investigación se tiende al aislamiento, a encerrarse en una especie de isla, por eso queríamos ofrecer un espacio de debate e intercambio”, explica Julio Gracia, uno de los organizadores.

Y una de esas islas, sin duda de las más sonadas, es la del manga. “En Japón, además de haberse convertido en una de sus industrias más potentes, tiene una importancia capital y ha logrado expandirse por todo el mundo gracias a éxitos como el de ‘Dragon Ball’ en los años 90”, recuerda Gracia.

Uno de los invitados, Hajime Kishi (Osaka, 1977), licenciado en Periodismo y asesor de Cultura y Prensa en la Embajada del Japón en España durante diez años, asegura que “el del manga es un fenómeno muy interesante” como reflejan sus ventas en los últimos años.

Según los datos publicados en 2016 por la Asociación Tebeosfera, aunque los más consumidos siguen siendo los norteamericanos, los cómics japoneses se mantienen en un tercer puesto por detrás de los europeos y acortando distancias año tras año. “En 2001 tan solo se consumieron 100 números de manga japonés, mientras que en 2007 se alcanzaron los 740, cifra que volvería a caer debido a la crisis”, recuerda Kishi. En 2016 se superaron los 690 números publicados en España.

Entre los títulos más vendidos en la actualidad se encuentran ‘One Punch-Man’ (IVREA), ‘Naruto’ (Planeta)’, ‘TokyoGhoul’ (Norma), ‘Yo-KaiWatch’ y ‘Pokemon’. Además, y lejos de la creencia popular, el manga es un estilo que se adapta a todo tipo de público, edad y gustos. Una batalla que también ha sido una constante en España en las últimas décadas.

“En 2012 celebramos la inclusión del término ‘manga’ en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), hasta que leímos la definición, que decía que era un género de cómic de origen japonés de dibujos sencillos en el que predominan los argumentos eróticos, violentos y fantásticos”, recuerda Kishi. Esta animadversión llevó incluso, en los años 90, a la prohibición de la emisión de algunas series manga en España.

Con el paso del tiempo se ha ido cambiando esta percepción negativa del manga que se entiende como un arte que va mucho más allá de las viñetas. “Desde hace más de 1.000 años el arte japonés se centra en dibujos que tratan de contar historias como los grabados de Hokusai, conocido por su obra magna ‘Vistas del monte Fuji’. Muchos artistas coleccionaban este tipo de estampas a modo de inspiración”, explica David Almazán, historiador del arte, antropólogo y especialista en estudios de Asia Oriental.

Precisamente, el Museo de Zaragoza conserva una edición completa del denominado ‘manga origen’, creado por este artista japonés en el siglo XIX, considerado como las raíces del conocido fenómeno actual, que va, asegura, mucho más allá.

“La mayoría de quienes consumen manga acaban comiendo sushi y buscando este estilo de vida japonés por lo que estas obras se convierten en una ventana fantástica para acercarse a la cultura japonesa”, concluye.

Un pequeño Japón en Zaragoza

En la capital aragonesa siempre ha existido un gran seguimiento de la cultura manga que se ha traducido en la celebración del Salón del Manga o las Jornadas anuales de Cosplay. De forma paralela, en la Universidad de Zaragoza se desarrolla el grupo de investigación ‘Japón y España. Relaciones a través del arte’, cuya investigadora principal es la profesora Elena Barlés.

En su opinión, Aragón y particularmente Zaragoza, han sido “centros especialmente activos en el gusto e interés por Japón”, como se constata con la presencia de clases de arte japonés desde finales de los 70 en la facultad de Filosofía y Letras, el estudio de su idioma en el centro de Lenguas Modernas, la escuela de Origami, la existencia de varios grupos de investigación en torno al tema… “o la existencia de una de las mejores colecciones de arte japonés de España, de Federico Torralba, en el Museo de Zaragoza”, resume Barlés. “Estas son algunas de las razones que nos hacen decir que en Zaragoza existe un pequeño Japón”, resume.

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