La operación conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil contra la banda de las falsas asistentas sociales que robaba a ancianos en sus domicilios continua cobrándose víctimas y dando sus frutos aunque de la manera más insospechada. Los últimos damnificados de la actividad de estos delincuentes han sido los miembros de la peña La Fogata, situada en los bajos del mismo edificio de la calle de Jacinto Corralé donde el grupo tenía uno de sus pisos francos.

La nueva sede de la peña, que antes estaba en Santa Isabel, fue inaugurada el pasado sábado, justo un día antes de que la Policía entrara en el domicilio de los seis detenidos por cometer al menos 62 hurtos en viviendas de personas mayores. Tras utilizarlo durante ese fin de semana, dos peñistas de acercaron ayer para limpiar el local y abrir de nuevo mañana. Sin embargo, nada más entrar se encontraron con que estaba inundado debido a una obstrucción de la cañería. "Nos hemos puesto en contacto con la dueña, que ha llamado enseguida a la Policía", explicaron. Poco después, especialistas en desatascar tuberías se presentaron en el lugar y sacaban algunas joyas de oro y una bola de papel en la que se podía vislumbrar algún documento oficial, como pasaportes, y otros papeles que la Policía está esperando que se sequen para poderlos analizar.

En la Operación Picaraza los agentes intervinieron en tres domicilios gran cantidad de alhajas, 3.500 euros, móviles, ordenadores y otros efectos de valor. También requisaron 15 vehículos, algunos de alta gama, que tenían en una nave de Alfajarín y que usaban para desplazarse por España. Durante la mañana de ayer, varias de las víctimas residentes en Zaragoza pasaron por la Jefatura Superior de Policía de Aragón y se dieron una gran alegría al poder recuperar unas joyas que daban ya por perdidas y que para muchas de ellas tienen un gran valor sentimental. Los agentes del Grupo de Hurtos de la Policía y los de la Guardia Civil tienen previsto llamar a las víctimas por fases y en los distintos lugares que actuaron los delincuentes, tales como Jaca, Huesca o Ciudad Real, para que reconozcan sus objetos.