Ignacio Cembrero: “En España, un sujeto como el holandés Wilders iría a la cárcel”

Cembrero (Madrid, 1954) es periodista y escritor. Ha participado en unas jornadas sobre libertad de creencias, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza.

Ignacio Cembrero, hace unos días en Zaragoza.
Ignacio Cembrero, hace unos días en Zaragoza.
Aránzazu Navarro

En una época de auge islamófobo en Europa, usted participa en un seminario titulado ‘El islam en España’. ¿Tenemos conciencia de que los musulmanes han venido para quedarse?

Sí, y gran parte de la sociedad lo tiene asumido. Hay otra parte que preferiría que, por lo menos en apariencia, adoptaran lo que se considera nuestras costumbres. El multiculturalismo es un enriquecimiento mutuo. Me gustaría que en Europa sucediera algo parecido, pero no vamos por ese camino, aunque en España lo estamos haciendo bastante bien.

¿Por qué?

Porque el nivel de islamofobia, aunque ha subido, es todavía bajo. Aquí no hay partidos de extrema derecha, xenófobos y racistas, como en otros países europeos.

¿Por qué no triunfan aquí?

Porque tampoco los había antes. En buena medida, una de las habilidades del Partido Popular es que ha sabido encauzar el voto de gente que en otros países apoya a esos partidos. Es verdad que hay pequeñísimas formaciones con una ideología muy parecida al Frente Nacional francés, pero no cuentan apenas con representación institucional. No tienen arraigo en la sociedad, y espero que sigamos así muchísimo tiempo.

En España, con Marruecos como vecino del sur, ¿llegan quizá más radicales?

Muy pocos, tenemos pocas vocaciones yihadistas si nos comparamos con Europa. Según Interior, aquí hay unas 200 personas que han ido a Siria o Iraq a pegar tiros. En Francia son diez veces más; en Bélgica, el triple. Eso no obsta para que estemos vigilantes y evitemos que se reproduzca lo que ha pasado al otro lado de los Pirineos.

Pero tuvimos un 11-M.

Es verdad, pero esa probablemente sea una de las razones por las que ahora no pasa nada. En Europa, aparte de los atentados, hay muchos pequeños incidentes de los que la prensa española no informa. Las Fuerzas de Seguridad españolas se han movilizado mucho y por esa hiperactividad se ha detenido a mucha gente.

¿Estamos acostumbrados a lidiar con terroristas a causa de ETA?

No estoy de acuerdo. Estamos acostumbrados a tener un excelente control de armas, por lo que es muy difícil que grupos terroristas de cualquier sesgo puedan obtenerlas, pero lidiar con ETA y con yihadistas es completamente diferente. Estos están dispuestos a inmolarse, y a los etarras eso jamás se les pasó por la cabeza. Además, cuando juzgas a un yihadista dice que rechaza la violencia; los etarras eran más coherentes.

En Europa hay una corriente populista muy fuerte. En Holanda, el xenófobo Geert Wilders no ha ganado las elecciones aunque la ultraderecha en el país está en auge. Ahora hay comicios en Francia, en Alemania... ¿Hasta cuándo veremos esta corriente?

Va para rato. Se da un rechazo a la inmigración, sobre todo musulmana, compaginada con la crisis y con el auge de las desigualdades. Esos factores abonan los populismos, que no están acabados.

Wilders hablaba de ‘chusma marroquí’. ¿Hemos perdido el norte?

En España, un sujeto como Wilders estaría camino de la cárcel. Yo he visto unos cuantos mítines suyos y pregunta a sus seguidores si hay que echar a esa chusma o no, y ellos dicen que sí, y Wilders responde: "Votadme, que yo me encargaré de echarla, y cerraré las mezquitas"... Esto es inimaginable en España, probablemente intervendría la Fiscalía e iría a prisión.

Ahora hay que estar pendientes de Marine Le Pen.

Sería peor en muchos aspectos que ganara ella en Francia a que Wilders lo hubiera hecho en Holanda. Y no creo que Alternativa por Alemania gane, pero sí entrará en el Parlamento, y eso condicionará en buena medida las políticas de gobiernos liberales, democristianos o socialistas.

¿Fue el sí al ‘brexit’ una decisión populista?

En buena medida. Preguntas a la gente por qué ha votado a favor de la salida de la UE y dice que por la inmigración, y lo curioso es que el rechazo a la misma se dio donde menos inmigrantes hay. Donde se conoce al inmigrante y se sabe hasta qué punto puede contribuir a la riqueza colectiva, la gente en general no lo rechaza.

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