La Fiscalía pide 6 años de cárcel por el secuestro y las lesiones sufridas por una vecina de Malón

El agresor entró a la casa de la mujer de noche y por el tejado. Ella quiso huir, pero le puso una pistola en el abdomen.

Un vecino de la localidad navarra de Cascante, Luis Miguel Sánchez Magaña, se sentó ayer en el banquillo de los acusados por colarse de madrugada en una vivienda de Malón, amenazar de muerte con una pistola a su inquilina y retenerla contra su voluntad durante más de una hora. La Fiscalía sospecha que el hombre, de 45 años y oriundo de este pequeño municipio zaragozano de la comarca de Tarazona y El Moncayo, accedió a la casa con intención de matar o agredir sexualmente a la mujer. Sin embargo, al recibir una llamada, el agresor desistió de su intento y se dio a la fuga. De ahí que el ministerio público no acuse por tentativa de homicidio o de violación, sino por los delitos consumados: allanamiento de morada, amenazas, lesiones y detención ilegal. Por ellos solicita una condena de seis años de prisión, a los que suma una indemnización de 7.500 euros.

Según la Guardia Civil, los hechos se produjeron el 20 de marzo de 2016 sobre las 3.45, hora en la que el acusado se introdujo en el patio trasero de la vivienda y trepó hasta la terraza. Una vez allí, aprovechó que la puerta no tenía puesto el pestillo de seguridad para colarse en la casa y bajar hasta el salón. "Lo vi en la escalera con la pistola en la mano y atemorizada salí corriendo hacia la puerta para intentar escapar", declaró la víctima. Pero el acusado la agarró del pijama, llegando a dejarla desnuda de cintura para arriba, e impidió que la mujer saliera a la calle a pedir socorro.

La mujer permaneció cautiva durante una hora y cuarto, pero su agonía se hizo eterna, ya que recibió numerosos golpes, fue arrastrada por el suelo y desconocía cuáles eran las verdaderas intenciones del agresor. Además, Luis Miguel Sánchez empuñaba una pistola y la mujer ignoraba si era real o de fogueo. "Yo creí que la pistola era de verdad, porque se le cayó al suelo y saltó el cargador. Además, temí por mi vida, porque me la puso en la tripa y me dijo que me iba a matar", declaró la denunciante ante la titular del Juzgado de lo Penal número 6.

Hora y cuarto de cautiverio

Según la mujer, sobre las 5 de la madrugada al encausado le sonó el móvil. "Dijo algo así como ‘¡Madre mía, que tengo novia!’ y salió huyendo", explicó. Acto seguido, ella salió en busca de auxilio.

El acusado, al que defiende Ángel Trivez, se negó a contestar a las preguntas de la Fiscalía y la acusación particular, a cargo de la letrada Xenia Cabello. De hecho, se limitó a ratificar la declaración que hizo en su día en el juzgado de instrucción, donde negó la autoría de los delitos y aseguró que a la hora en que se cometieron él estaba en el bar.

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