Los autobuses mejoran su puntualidad pero las líneas 24 y 35 siguen siendo las más irregulares

Después de haber sufrido la terrible huelga del año pasado, los usuarios del bus de Zaragoza tienen un pequeño motivo para sonreír. Los índices de puntualidad de las líneas se han elevado en los últimos doce meses, por lo que el servicio es cada día un poquito más fiable. No obstante, aún hay mucho margen de mejora sobre todo en los recorridos más demandados y con itinerarios más largos. Así, por ejemplo, la 24 y la 35, aunque han experimentado una mejora de más de diez puntos porcentuales, siguen siendo las más irregulares y las que más tardan en llegar: tres de cada diez coches alcanzan las paradas con retraso.

En el área de Movilidad del Ayuntamiento hay una satisfacción moderada, dado que en doce meses se ha conseguido elevar el índice de puntualidad de la red del 80,39% que marcaba en 2015 al 82,13% del año pasado. Hay líneas cuyo cumplimiento de puntualidad es impecable (la 28, la 50 y las lanzaderas del sur) y otras que son más irregulares y tardanas, como las 39, la 42 o la 32, que transporta al año a más de cinco millones de viajeros. Respecto a los datos de 2015 solo hay una línea que empeora sus registros: la 43, cuyo descenso es achacable a obras y sus consecuentes desvíos en los viales de Juslibol.

Echando un ojo a los índices de puntualidad por líneas no es extraño comprobar que es el mes de agosto cuando mejor se circula por la ciudad (la puntualidad entonces es del 86,6%), mientras que en mayo, septiembre y octubre los buses encuentran más dificultades (en torno al 80%).

Medidas resolutivas

Pero, ¿qué medidas se han tomado en los últimos meses para que casi todas las líneas saquen mejor nota que en ránquines anteriores? Por un lado, se han ganado algunos metros de carril bus en la plaza de España, Hernán Cortés y el paseo de Constitución. En la actualidad se está pintando otro carril para buses de 130 metros en Conde de Aranda, que beneficiará a las líneas 23, 33, 34 y 52, que suman al año más de 16,6 millones de usuarios.

Además, se han celebrado reuniones entre los técnicos municipales y asociaciones de vecinos para poner bajo el foco algunas líneas concretas (24, 35 y 32) y tratar de mejorar sus frecuencias. También se ha instado a la Policía Local a prestar una especial vigilancia para evitar dobles filas en los carriles bus y, como es sabido, en las últimas semanas se han incorporado a la flota nuevos coches híbridos, que no solo son más eficientes medioambientalmente sino que también cubren sus trayectos con menos dificultades (y achaques) que los autobuses viejos y resultan más puntuales.

Igualmente se han procurado pequeños cambios en algunos cuadros de marcha y ligeros ajustes semafóricos, si bien aún está por incorporarse una medida estrella como es la implantación de prioridad semafórica para algunas líneas y cruces concretos que están en estudio. De momento, el Consistorio y la concesionaria siguen confiándolo todo el Sistema de Ayuda a la Explotación (SAE), con el que se puede ver en tiempo real –y regular si es precios para que no vayan desacompasados– dónde está cada vehículo y cuánto tarda en alcanzar una u otra parada.

La buena noticia es que todas de la red superan ya el 70% de índice de puntualidad, cuando en la anterior oleada, de 2015, algunas se quedaban muy lejos de esta cifra. La 35 apenas alcanzaba el 61% y había meses muy críticos en los que prácticamente la mitad de sus expediciones llegaban tarde a su cita con los viajeros. Se trata de una de las líneas más largas de la red y que más pasajeros transporta, lo que le obliga a detenerse más tiempo en las paradas. Algo parecido le sucede a la 24, que lleva a unos 20.000 usuarios al día y cuya frecuencia de paso, aunque está fijada en 6 minutos, suele resentirse y obliga a esperas de más de 8 minutos bajo las marquesinas.

Por último, curioso es el caso de la circular (Ci1 y Ci2) que en un sentido tiene un 75% de cumplimiento y en el otro (el trayecto es el mismo) supera el 82%.