La avanzadilla de los Reyes ya está aquí

Un tendedero con planetas, deseos y una carta gigante de gomaespuma.
La avanzadilla de los Reyes ya está aquí
Raquel Labodía

Martín, a sus seis años, lleva muy a gala ser tozudo como buen aragonés. Resulta que ya ha escrito más de diez cartas a los Reyes Magos y ayer, en plena plaza del Pilar, improvisó una nueva. La ocasión la pintaban calva porque allí estaban unos carteros reales de lo más simpático que ayudaron a la chavalería a escribir sus misivas, a colorear planetas y a echar los sobres y los dibujos a unos altísimos buzones. Los ayudantes de Melchor, Gaspar y Baltasar ya han llegado en forma de avanzadilla y eso que significa que la mágica noche de Reyes está muy cerca.


"A Sus Majestades les encantan los planetas. ¿No veis que siguieron la estrella de Oriente? Por eso este año hay que pintar la luna y las estrellas y decorar todo muy bien para ver si deciden a quedarse a vivir en Zaragoza", explicaba ayer uno de los carteros reales rodeado de fascinada chavalería. Los emisarios, con la ayuda de miembros de Binomio Teatro y la PAI, contaban que la cabalgata del próximo día 5 tendrá el ‘leit motiv’ de las galaxias y que, en consecuencia, había que mirar al cielo y dibujar lo mejor de la Vía Láctea. "Este año tenemos mucho trabajo. Recogemos cartas a destajo y por eso hemos decidido adelantar un poco la faena y comenzar a recopilar cartas desde ya", explicaban los carteros, al tiempo que confirmaban su presencia en la próxima cabalgata. "Sí, sí, porque hay niños indecisos que hasta última hora no escriben su carta", justificaban.


¿Y qué es lo que piden los niños de Zaragoza? Pues –como era de temer y suponer– una infinidad de juguetes (tablets, bicicletas, muñecas...), pero también algunos propósitos inmateriales –acaso– más difíciles de cumplir por muy magos que sean los Reyes. ¿Ejemplos? "Que dure más el recreo en el cole" o que "Los Cantajuegos actúen en el salón de mi casa". "También hay muchos niños que piden paz, cosa que es muy gratificante", confesaban ayer los ayudantes reales, que –según afirmaban– son capaces de ver en la cara de los más pequeños si han sido buenos o no a lo largo del año. "Poco, poco carbón tenemos preparado para Zaragoza, pero que no se confíen los niños, que tienen que seguir portándose bien en estos días que faltan hasta la cabalgata", decían.


Junto al escenario de la plaza se  desplegaron tres buzones a gran altura –había que auparse y casi hacer malabares para acertar con la ranura– y un buen montón de mesas con papeles y platos repletos de bolis y ceras de colores. Algunos niños tardaban poco más de un minuto en hacer su garabato y escribir su petición y otros, ambiciosos ellos, pedían más y más papel porque la lista de cosas que pedían a los Reyes era casi inacabable y bien pudiera haberse encuadernado como una enciclopedia de 17 tomos.


Laura, de 7 años, estaba ayer tan nerviosa por saludar a los emisarios que se le olvidó hacerles una trascendental pregunta que llevaba días rumiando: "¿Qué les pone a los camellos la noche del 5 de enero? ¿Son más de agua o de champán como dicen sus padres?". "Son de polvorones y mazapán", bromeaban los carteros, que no solo recogían los dibujos sino que también posaban con numerosos niños que reclamaban una foto. "De hecho, muchos nos dicen que las cartas las envían por internet, así que aquí vienen a colorear y bailar y pasarlo bien", concluía un ayudante de la comitiva del rey Melchor.

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