La Policía Nacional está investigando cuatro denuncias por delitos de abusos sexuales que han sido presentadas durante el fin de semana pasado en la capital aragonesa. Las agresiones se produjeron en distintos puntos de Zaragoza y no guardan relación entre sí, según confirmaron fuentes policiales. Al parecer, una de ellas se cometió en una discoteca del Casco Histórico y las otras tres se registraron también en un contexto de ocio pero en otras zonas de la capital que la Policía no concretó ya que, según argumentaron, se están haciendo gestiones para aclarar los casos.

Estas fuentes descartaron que en alguna de las denuncias se hiciera alusión al uso de la escopolamina, droga conocida comúnmente como burundanga, que se utiliza para anular la voluntad y eliminar los recuerdos de quien la consume. En la capital aragonesa, de momento, no se tiene constancia de que se haya registrado alguna violación utilizando esta sustancia u otras similares para lograr la sumisión química. Lo que sí ha habido es casos de robos cuyas víctimas no sabían explicar cómo les habían sustraído sus pertenencias y no recordaban lo sucedido.

El primer caso documentado del uso de esta sustancia en España no se produjo hasta septiembre de 2016, cuando una mujer mallorquina de 36 años fue atendida al estar bajo los efectos de la escopolamina que le había sido suministrada por su exmarido. Los delincuentes cuentan con la ventaja de que esta droga permanece muy poco tiempo en el organismo y es difícil detectarla en los análisis convencionales de drogas, ya que se debe buscar de manera específica. En el caso de la mujer de Mallorca, fue determinante que la víctima acudiera a un hospital muy poco tiempo después. La mujer presentaba pupilas dilatadas, un discurso incoherente, gran confusión, visión borrosa y deambular inestable, algo común a otras sustancias. En el análisis de orina no se detectó pero al hacerle una cromatografía de gases acoplada a espectrometría de masas, que sí que la detectó.