Tener cocina propia, dejar la línea fría y gestionar el servicio de comedor escolar de la forma más parecida a una casa. Esta es la meta que el colegio público Agustina de Aragón, en Parque Goya (Zaragoza), está a punto de conseguir.

Las familias y el equipo directivo tienen ya el beneplácito del Departamento de Educación de la DGA: en breve recibirán el permiso de obras del Ayuntamiento de Zaragoza y su único problema es el económico, porque una instalación de estas características es cara. El centro contaba con 70.000 euros de remanente ahorrados a lo largo de todos estos años, porque normalmente se genera un excedente sobre la cantidad que cada familia paga al mes (ha oscilado entre los 96 euros y los 86 en los últimos años).

Sin embargo, faltan otros 20.000 que van a ser asumidos por las familias del colegio con la fórmula de los microcréditos. En tres semanas, ya se han conseguido unos 11.000 euros. En el centro hay 600 familias, y aunque no todas usan el servicio, se les pide que colaboren con créditos a partir de 25 euros (alguna ha aportado ya hasta 1.000€).Un compromiso con contrato

Con cada donante se hace un contrato y el objetivo es devolver a cada uno la aportación en junio de 2017. La asociación de padres y madres del centro está detrás de toda la organización, que no tiene ánimo de lucro, pero que según el estudio, será rentable.

"Con las compras de proximidad y una gestión cuidada nuestra previsión es que podamos devolver el dinero en solo un curso", explica la presidenta de la ampa, Belén González. De hecho, Educación mantiene el precio del menú en los colegios con cocina propia (86 euros este curso) para no generar diferencias entre centros, pero en los que tienen autogestión se logra casi siempre ahorrar. Lo que pasa es que este colchón, a medio plazo, es necesario para reparar electrodomésticos, averías o cambiar el menaje, imprevistos que deben cubrir con sus propios medios.Más iniciativas

Otro centro, El Espartidero (Santa Isabel) está ya en obras para reconvertir su espacio de comedor en otro que tendrá cocina propia. Hasta este año, solo seis centros de Zaragoza gestionaban directamente sus comedores (el Doctor Azúa, Cesáreo Alierta, César Augusto, Eliseo Godoy, Tío Jorge y San Braulio) ya que el resto fueron perdiendo este servicio. ElEspartidero lleva más de dos años detrás de un proyecto que esperan ver culminar el 8 de septiembre.

El pasado mes de junio vencía la contrata con estos cáterin y varios centros que deseaban recuperar un modo de guisar y educar en la comida más tradicional se pusieron manos a la obra para aprovechar el momento, desvincularse de sus empresas y recuperar la cocina. El nuevo contrato debería estar resolviéndose, pero un cambio de normativa ha ralentizado el proceso. Esto supondrá prorrogar el actual convenio hasta Navidad, aunque los usuarios (los niños) no notarán nada.