El campin de Trasobares recibe a los primeros turistas dos décadas después

El proyecto intenta fijar población y mejorar la vida de los habitantes de la zona.

Las autoridades, en el corte de la cinta para la inauguración ayer del campin de Trasobares.
Las autoridades, en el corte de la cinta para la inauguración ayer del campin de Trasobares.
Cristina Adán

Veinte años después de que el proyecto del campin de Trasobares echara a andar, ayer, por fin, pudo cortarse la cinta inaugural. Todo un acontecimiento para un pueblo donde en invierno apenas viven 90 personas. Vecinos e invitados brindaron por el único campin de la comarca del Aranda, que con sus 120 plazas dará impulso a la zona y que no solo pone su mirada en el turismo, sino también en mantener viva la cara oculta del Moncayo.


"Estos territorios tienen recursos para aburrir, lo único que hay que hacer es sacar esta riqueza a flote". Rosa Roca, de la empresa Senderos de Teja, que gestiona las instalaciones, explicó así los objetivos de la entidad social que la ha llevado a ella y a otros 9 socios a instalarse en la zona. Con sus palabras parafraseó a Concha Tormo, la presidenta de la Asociación Serranía Celtibérica, que también lucha contra la despoblación.


Su afición a la escalada llevó a estos jóvenes a gestionar el albergue de Calcena, primero. Y, al igual que allí, ahora quieren impulsar en Trasobares tanto el campin como talleres de entretenimiento para gente mayor (el primero será de informática) y menús sociales. "Queremos mejorar el día a día de quienes viven aquí", dijo Israel Zapata, otro de los socios. "Nuestra misión es promocionar el turismo, lograr asentar población y cuidar el medio ambiente", añadió Diego Quesada.


El alcalde de Trasobares, José María Chueca, recordó que este proyecto echó a andar en 1993 y "después de años de esfuerzo" se ha hecho realidad. El presidente del Aranda, José Ángel Calvo, recordó que esta es una de las comarcas "más olvidadas de Aragón" y confió en que la zona "deje de ser la cara oculta para convertirse en la conocida".


En el vermú inaugural hubo representantes del pueblo, de municipios vecinos y de la Diputación de Zaragoza, y dos invitados muy especiales: los campistas holandeses Henk y Mieke Raat-Geertsma, encantados con el paisaje y con el recibimiento que les dieron.

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