Zaragoza acumula más de medio centenar de edificios municipales cerrados a la espera de uso

Una veintena de estos inmuebles están catalogados. El Ayuntamiento encarga fuera proyectos de reforma de Pontoneros y de las plantas superiores de la Hariner.

Local en la Casa de Palafox. 890 m2  de este edificio histórico, restaurado en 2001 con viviendas, son de propiedad municipal.
Local en la Casa de Palafox. 890 m2 de este edificio histórico, restaurado en 2001 con viviendas, son de propiedad municipal.

La crisis económica también se ha cebado con el Ayuntamiento, entre otras formas, mediante la inutilización de buena parte de su patrimonio. La lista de edificios y locales vacíos que son de propiedad municipal asciende a 52 según el último informe encargado ‘ad hoc’ por Urbanismo al que hay que añadir la Casa Solans, y una veintena de todos ellos están catalogados. Entre ellos figuran el antiguo instituto Luis Buñuel y la Harinera, que mantienen abierta una parte de su superficie total –en este último caso, ha recobrado vida su planta calle–. En total, los metros cuadrados construidos sin emplear son más de 60.000.


La pasada semana, de hecho, Zaragoza Vivienda encargó fuera del Ayuntamiento, por 150.000 euros, los proyectos de reforma del edificio de las antiguas viviendas del cuartel de Pontoneros, en Madre Rafols, y de las plantas superiores de la Harinera. Según fuentes del Gobierno, son dos proyectos "previos a los definitivos" sobre rehabilitación, climatización, electricidad, telecomunicaciones o fontanería que en todo caso servirán para tratar de desatascar dos espacios cerrados desde hace años. Desde el PP, sin embargo, critican que no se hagan con personal municipal y aseguran que en ambos casos existe "subjetividad manifiesta" en los pliegos de condiciones.


Ante la larga lista de inmuebles municipales en desuso, el PP asimismo ha planteado crear una comisión de venta de patrimonio en la que abordar la posible "puesta en valor" de algunos de estos inmuebles. Desde Urbanismo, sin embargo, optan por buscar un uso exclusivamente municipal y han iniciado procesos de participación ciudadana para ello en algunos casos, como los antiguos depósitos del parque de Pignatelli, que de momento carecen de financiación. El Ayuntamiento, de hecho, se plantea abrir pronto su parte subterránea o aljibe, de 1.525 metros cuadrados, que en su día ya fue sala de exposiciones, aunque problemas de evacuación lo impiden. También se busca nuevo inquilino para la Casa Solans.


Los 52 edificios y locales sin uso responden a todo tipo de origen: desde antiguos palacios y edificios catalogados por su alto valor histórico hasta suelos que fueron fábricas, cuarteles, parte de una cárcel, colegios, comisarías de barrio, capillas o simples almacenes.


Los casos del palacio de Fuenclara y la antigua imprenta Blasco son los más conocidos y siguen sin un futuro claro. En el primero de ambos, el abandono es palpable, con su interior apuntalado y forjado en mal estado. También permanecen cerrados, aunque con buena conservación, los Baños Judíos, que fueron reconstruidos bajo una propiedad privada en el Coso. Al margen de la rehabilitación del cuartel de Sangenis en Pontoneros (se quieren hacer alojamientos con servicios comunitarios) también destacan los bajos de la antigua casa de Palafox (890 metros cuadrados), rehabilitada por dentro y que conserva elementos originales; o el taller de los Hermanos Albareda, tapiado, en el entorno de la plaza de los Sitios.


La lista, sin embargo, se extiende a otros muchos distritos de la ciudad: en el Centro permanece cerrado el antiguo conservatorio profesional de música de la calle de San Miguel, recalificado para poder construir pisos y sujeto a una posible enajenación, sin ofertas por el momento; en el parque de Pignatelli, el complejo de los antiguos depósitos se divide en varios ámbitos, todos ellos abandonados hace décadas, desde la casa del guarda hasta los vasos. Algo parecido ocurre con los antiguos depósitos de Casablanca, que contienen lo que fue una vivienda y una nave de bombas, ambas con un deterioro notable. En La Cartuja, a su vez, hay ejemplos de inmuebles cerrados desde antiguo, como la portería y la Celda del Prior, que se suma a los casos de mal estado en su interior.


Otros edificios han sido rehabilitados con la fórmula de las escuelas-taller, pero siguen cerrados: es el caso de la antigua Casa del Director de la Azucarera, en el Rabal; de la Nave de la Ternera del antiguo Matadero de San José o del pabellón oriental del Cementerio de Torrero, según el informe. Ahora, desde Urbanismo quieren que otra escuela-taller también restaure el antiguo colegio Tomás Alvira, en Las Fuentes, pero los trámites para adquirir el inmueble fueron frenados en la última comisión de Economía.


La antigua fábrica Giesa es, por sus dimensiones (13.650 m2), el mayor equipamiento en desuso, está catalogado por su interés arquitectónico y abandonado a su suerte. También es digno de mención el propio Luis Buñuel: se emplean un tercio de sus 5.950 metros cuadrados, si bien la oposición cuestiona la fórmula que habilita su uso como centro social comunitario. La antigua cárcel de Torrero, por su parte, sigue ‘okupada’, según el informe municipal.

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