No lo tire: en la Vía Láctea ayudan a arreglarlo gratis

El Repair Café, idea holandesa que reúne a expertos voluntarios con gente que lleva artículos estropeados para reparar, se estrena en Zaragoza.

Luis Martín (centro), en pleno arreglo en el Repair Café de La Vía Láctea, en Zaragoza.
Luis Martín (centro), en pleno arreglo en el Repair Café de La Vía Láctea, en Zaragoza.
Aránzazu Navarro

La idea es sencilla: "Crear un espacio y reunir especialistas de distintas disciplinas que ayuden a la gente a reparar cosas estropeadas que si no irían a la basura", explica Eva Sastrón. Y es gratuito, porque esos manitas son voluntarios y el artículo roto "no vienes a dejarlo para que te lo arreglen, sino a que te ayuden a arreglarlo o, si es algo muy técnico, a que veas cómo se hace", agrega Sastrón, miembro de la organización del Repair Café, un formato holandés que Zaragoza es la segunda ciudad española en adoptar después de Madrid.


Una de las impulsoras de este ‘café de reparaciones’, Charo de la Varga, explica: "Lo conocí por internet y dije: ¡Anda, qué chulo! Lo comenté con compañeros de la asociación de vecinos La Madalena y de la Vía Láctea, y decidimos ponerlo en marcha". Precisamente el local de la Vía Láctea (calle Doctor Palomar 25) es donde, cada miércoles, tiene lugar el Repair Café, de 19.00 a 21.00. "Es una organización internacional, empezó en Holanda en 2010 y ahora hay más de mil en todo el mundo. Compartimos marca corporativa, logo, manual de instrucciones, estatutos... ", dice De la Varga.


El pasado miércoles debutó con los primeros manitas: Rubén Martín (electrónica), Raúl Romeo (carpintería), Charo de la Varga (costura), Mariano Sebastián (electrónica), Luis Martín (electrónica) y Xavi Buil ("chapuzas en general", dice él). Cuentan con herramientas, mesas de trabajo, lámparas y máquinas de coser.


La primera reparación fue... de una cafetera, que llevó Carlos García Pastor desde La Romareda. "Lo he oído por la radio y tenía la cafetera estropeada. Es eléctrica, pero la chica la puso al fuego sin saberlo y se quemó. La tenía allí abandonada, pensé que ya no la arreglaría, porque me iba a costar más la pieza... ¡Mira, ya la ha arreglado!", exclamaba García Pastor, al ver que en un pispás la puso en marcha Rubén Martín, a quien enseguida se acercó una señora para consultarle un problema con la TDT. "Me pareció un proyecto muy bonito, luchar contra la obsolescencia programada y dar vida a cacharros inutilizados. Da igual que se repare o no, vamos a intentarlo, a enseñar cómo se hace", opinaba Martín. Él pertenece a la asociación Makeroni Lab, cuyos integrantes viajaron a las instalaciones de la NASA tras ganar el concurso internacional Kennedy Space Center Space Apps 2015. A su compañero Luis Martín le tocó una Dremel que tenía "roto un cable por dentro". ¿Soldar y listo? "Esperemos... puede ir bien o explotar", bromeaba.


José Luis Núñez, del barrio Oliver, llevó un dispositivo para oír música averiado. "Me enteré en Facebook y quería ver cómo funcionaba, entretenerme... y colaborar", aclaró. Porque se aceptan más voluntarios reparadores, pues se busca un "encuentro ciudadano, donde hacer amigos", asegura Eva Sastrón, para quien "las cosas que tú mismo arreglas tienen el valor añadido del buen rato que pasas con otros reparándolas".

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