"No hay ni un día que no tenga problemas para entrar con mi silla al bus"

Un grupo de discapacitados zaragozanos recoge firmas para exigir que todos los autobuses urbanos de Zaragoza estén adaptados.

Nerea de la Natividad, junto a un autobús urbano.
Nerea de la Natividad, junto a un autobús urbano.
Sandra Lario

“Lo que hecho el Langui me parece perfecto. Deberíamos hacerlo todos”. Con ese “todos” Nerea de la Natividad se refiere a quienes, como ella, necesitan una silla de ruedas para moverse. Esta zaragozana entiende el enfado del cantante madrileño, que estos últimos días se ha plantado ante varios autobuses municipales de la capital que no le dejaban subir con su silla eléctrica.


Nerea y un grupo de amigos, cansados también de las dificultades para usar el transporte público en la capital aragonesa, participaron en un concurso del Consejo de la Juventud de Zaragoza en el que se pedían ideas para mejorar la ciudad. Su iniciativa resultó ganadora, y desde el propio consejo han lanzado una campaña de recogida de firmas en Change.org para exigir al Ayuntamiento que todos los autobuses tengan rampa de acceso.


“Es que no hay ni un día que no tenga problemas con el autobús”, cuenta Nerea, que critica además que Auzsa se presenta a sí misma como una empresa “accesible”. Para ir cada día a la Universidad, esta estudiante sale de su casa –en el barrio de la Jota- con hora y media de tiempo, porque sabe que no le va a resultar fácil encontrar un bus adaptado a su silla: “No es solo que muchos autobuses no tengan rampa. Es que otros muchos la tienen, pero esta averiada”.


Los problemas, asegura, son continuos. “Hoy mismo, me he subido a un bus, pero entonces la rampa se ha estropeado, no se recogía en su sitio, así que el conductor ha tenido que hacer bajar a todos los viajeros. Menos a mí, claro, que sin rampa no podía bajar, y he pasado 15 minutos dentro del vehículo hasta que se ha solucionado la avería”.


Nerea cree que el resto de ciudadanos no son conscientes de lo complicado que resulta para un discapacitado moverse en transporte público por la ciudad. Por eso, cree que una iniciativa como la suya puede dar visibilidad a su situación. “Es una cuestión de igualdad. Tenemos tanto derecho como cualquiera a usar el autobús”, dice. Destaca, además, que la huelga de los conductores ha complicado todavía más situación y ha hecho que, en su opinión, el Ayuntamiento dé largas a sus reclamaciones. "Nos han escuchado y tienen buena intención, pero ahora mismo su principal preocupación es la huelga, no nosotros".


Desde el Consistorio, por su parte, son conscientes de que no todos los vehículos tienen rampa, pero aseguran que cada autobús nuevo que se incorpora a la flota está adaptado. De hecho, el objetivo es conseguir que todos permitan el acceso a discapacitados, pero tendrán que pasar algunos años hasta que eso se consiga.


De momento, Auzsa cuenta con 324 vehículos, de los que 241 son accesibles con silla de ruedas.


En cuando a las averías, desde la concejalía de Movilidad señalan que el sistema de las rampas es muy sensible, y que a veces se estropea con cualquier golpe. “Y claro, tampoco vas a retirar el autobús de la circulación en ese momento, con el trastorno que eso causaría al resto de los usuarios”, explican.


En cualquier caso, a Nerea no le parece suficiente. "Este problema se tiene que arreglar. SI el transporte público es para todos, no es justo que tenga que pagarme un taxi solo porque voy en silla de ruedas".

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