El mal estado de muchas calzadas se acentúa sin que haya prevista una operación asfalto este año

Baches, desconchones, hundimientos, parcheos, gravillas sueltas… A pesar de que el año pasado se emprendió el mayor arreglo de calzadas de la última década (de febrero a julio, en plena campaña electoral, se intervino en 123 viales), las entidades vecinales denuncian que aquello fue poco más que "un parcheo" y que muchas calles vuelven a estar impracticables. Este año, además, con la huelga del bus muchos conductores han vuelto a coger el vehículo privado, con lo que han comprado el mal estado de las calzadas y las quejas se están multiplicando. Para colmo de males, el presupuesto del gobierno de ZEC no contempla una operación asfalto en verano (al menos no hay una partida específica a tal efecto), si bien el concejal de Urbanismo, Pablo Muñoz, ha asegurado que sí se llevarán a cabo trabajos ordinarios de mantenimiento.

¿Cuáles son las calles que muestran un peor estado de conservación? El disgusto va por barrios. En función de por cuál se pregunte, como si de un campeonato de grietas se tratara, se menciona una avenida u otra. No obstante, hay algunas arterias de la ciudad cuyo aspecto es muy mejorable como es el caso de la prolongación de Cesáreo Alierta, en donde las reparaciones de 2015 solo centraron en el tramo de la avenida de San José al Camino de las Torres. El resto, es una gincana de parches y remiendos que, si se ‘cogen’ mal, pueden hacer perder el equilibrio a un motorista o destrozar la dirección de algún turismo.

Algo parecido sucede también en otras grandes avenidas como las de Navarra o la de Valencia, donde las máquinas fresadoras aparecieron hace unos meses pero solo para arreglar un carril suelto o un tramo de calle: en ningún caso se llevó a cabo una reforma integral. El acondicionamiento también fue parcial en Salvador Allende, donde el nuevo firme luce espléndido entre Marqués de la Cadena y la rotonda de Alcalde Caballero, lo que deja en evidencia al resto.

Cuentan desde el área de Infraestructuras que las calzadas más destrozadas son por las que pasan varias líneas de bus, pues su peso (unas doce toneladas cada vehículo) provoca que el asfalto se raje y se levante hasta que se produce un socavón. En muchos casos, las calles están tan mal, que los actuaciones deberían ir más allá del fresado al uso y requerirán prácticamente "labores propias de arqueólogos". Estas serían más profundas que la intervención en la capa de rodadura que solo afecta a los últimos centímetros de asfalto que está en contacto directo con las ruedas de los vehículos.

Lo peor se lo llevan las calles interiores de los barrios, que son las habituales olvidadas (véase La Coruña, Melilla, en Torrero y San José o Arzobispo Apaolaza y Santa Teresa en Universidad), si bien en torno a la plaza de los Sitios (en la misma calle de Costa) se ve el adoquín debajo del asfalto y algún ciclista ha reventado la rueda de su ‘bizi’. También los vecinos del Centro han denunciado que la zona azul de Lacarra es prácticamente de gravillas sueltas y que el paseo de la Constitución está hecho un despropósito. En la única zona no peatonal de la avenida de Madrid, los adoquines bailan reggeaton por efecto de los vehículos de carga y descarga, y los comerciantes del área piden que se sustituyan por hormigón coloreado, como ya se hizo en las calles de Palomeque o Cinco de Marzo.

Las únicas honrosas excepciones que confirman la regla son las mejoras que han experimentado algunas calzadas con motivo de otras obras de saneamiento: así, el entorno de la plaza de Europa se ha arreglado por el cambio de tuberías y la reforma integral de Alcalde Caballero también ha granjeado nuevas calzadas y aceras.

La oposición municipal ha lamentado que no haya "un euro en los presupuestos" para una operación asfalto este 2016 y el PP, por ejemplo, planteó en sus enmiendas que se destinarán 500.000 euros a estos trabajos y que se recuperaran proyectos como la renovación de la avenida de Valencia y de la calle de Predicadores.