El aeropuerto de Zaragoza estrenará en marzo el sistema electrónico para aterrizar con niebla

Las balizas ya se han instalado en la pista y solo faltan por rematar las calles de rodaje y los equipos de meteorología. El sistema electrónico que guiará a los aviones se calibró la semana pasada.

El aeropuerto de Zaragoza estrenará en marzo el sistema electrónico para aterrizar con niebla
El aeropuerto de Zaragoza estrenará en marzo el sistema electrónico para aterrizar con niebla
Heraldo

El sistema de aterrizaje instrumental que permitirá a los aviones operar en Zaragoza con baja o nula visibilidad estará finalmente operativo el 31 de marzo. El equipo electrónico que guiará a las tripulaciones en las maniobras de aproximación se ha calibrado y las centenares de balizas que guiarán a los pilotos a la hora de tomar tierra ya lucen en el eje central de la pista, por lo que ahora tan solo falta por rematar trabajos menores para que la niebla deje de ser un problema para los aviones cargueros y de pasajeros. Su puesta en servicio dará respuesta a una de las principales e históricas demandas de las compañías aéreas y las instituciones aragonesas para garantizar la plena operatividad del complejo.


Su instalación ha supuesto ha inversión de 6,68 millones de euros y ha requerido una espera de siete años, los transcurridos desde que el ente público Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) licitara la redacción del proyecto, que ha tenido que salvar las reticencias del Ministerio de Defensa y los vaivenes presupuestarios del de Fomento.


Desde finales de 2014, las contratistas de la obra, Etralux y MLN, han instalado cientos de luces de guía (denominadas balizas) en el eje central de la pista más próxima al aeropuerto civil, la que utilizan las compañías comerciales y las de mercancías. Esta es la mejora más apreciable del sistema de aterrizaje instrumental (ILS nivel II/III en sus siglas en inglés), que desde la semana pasada puede ver cualquier persona que se acerque al entorno del aeropuerto tras el ocaso.


Uno de los grandes cambios para las tripulaciones son las luces de toma de contacto, que señalizan el punto exacto donde el avión deberá tocar tierra. Hasta ahora solo había marcas de pintura. Las balizas de aproximación a la pista también se han ampliado y se han instalado otras para marcar el inicio y final.


El proyecto recogía el montaje de 202 luces en el eje y otras 100 en los bordes de la pista para que los pilotos sepan siempre donde están. La graduación de su color indica el peligro: blancas, amarillas y rojas conforme se acercan a la cabecera.


En las calles de rodadura y en la plataforma, donde había personal ayer trabajando, se han sustituido las balizas azules por otras reflectantes en los laterales y un eje central de luces verdes, siguiendo la codificación de colores establecido para el sistema avanzado del ILS.


El director del aeropuerto, Marco Díaz, recordó que el funcionamiento del sistema electrónico ya está calibrado, para lo que vino un avión para comprobar todo la semana pasada. Estuvo haciendo aproximaciones durante tres días (de miércoles a viernes) y volverá a hacerlo dentro de medio año, como se establece en la normativa.


Díaz confirmó que los trabajos en la pista están acabados y ahora solo resta rematar las calles de rodaje y la plataforma donde estacionan los aviones. Igualmente, se deben montar los equipos de meteorología que deben medir la visibilidad horizontal y el techo de nubes, dos parámetros fundamentales para tomar una decisión en caso de baja visibilidad. "Se deben instalar en las cabeceras de la pista", señaló el director del aeropuerto.


De forma paralela, se han fijado las maniobras de aproximación que tendrán que hacer las aeronaves en caso de niebla, que se deben revisar ahora por las autoridades competentes antes de su publicación en la Publicación de Información Aeronáutica (AIP, en sus siglas en inglés). Este paso se dará en febrero, aunque aún se requerirán un mínimo de 28 días antes de que entre en vigor.


Este equipamiento será la versión avanzada del sistema instrumental de aterrizaje que ya estrenó el aeropuerto zaragozano en 2010, que no pudo acabar con los tradicionales desvíos en invierno. El primer nivel del ILS facilita la aproximación con una visibilidad horizontal mínima de 732 metros. Con el nivel II/III se reducirá a tan solo 30 metros, aunque la última decisión siempre estará en manos del piloto.

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