Una carrera de obstáculos en San Pablo

La estrechez de la vía y la coexistencia de coches y peatones en ocasiones provoca tensiones entre los vecinos, que tienen que sortear los vehículos que cruzan la calle.

La calle de San Pablo, en el barrio del Gancho, es una de las vías con el tráfico restringido.
La calle de San Pablo, en el barrio del Gancho, es una de las vías con el tráfico restringido.
ARÁNZAZU NAVARRO

La calle de San Pablo, en el zaragozano barrio del Gancho, es uno de los ejemplos del tráfico excesivo en las vías con acceso restringido. A pesar de que solo pueden acceder a ella las bicicletas, los vehículos de los residentes y los de carga y descarga de los diferentes comercios en un horario determinado, numerosos turismos de particulares la atraviesan con frecuencia a diario. También existen en la vía un par de hospederías (un hotel y un bloque de apartamentos) que contribuyen a aumentar los medios de transporte que acceden a la zona cuando acuden allí a llevar o a recoger a los turistas.


Aunque no se tenga constancia de que se hayan producido incidentes últimamente, muchos vecinos se quejan de la afluencia de coches que se da y que, unido a la estrechez de la vía y a que en ella tienen que coexistir peatones y automóviles, provoca situaciones incómodas y un tanto tensas entre los viandantes.


María trabaja en la Fundación Federico Ozanam de la calle de Las Armas y transita a diario por San Pablo. "Pasan muchos vehículos de todo tipo y con frecuencia. Hay que estar muy atento y mirando continuamente porque es que si no te cogen", señala. Miguel Layana, que reside en la zona, comenta que no es algo "excesivo". "Pero sí que es verdad que algún coche aparca por un tiempo de vez en cuando en la calle y, al ser de un solo carril, dificulta el paso de la gente", explica.


María Peinado también vive en el barrio con su hija pequeña y comenta que el paso de vehículos es "considerable" para tratarse de una vía con "estas características". "Pasan tantos que es frecuente el hecho de tengas que echarte a un lado cuando vienen. Y no solo pasan los que deberían, pues veo muchos que no son del barrio y pasan por aquí para acortar. Yo suelo ir con la cría y tengo que estar con mil ojos, lo que genera bastante tensión. Si encima voy con el carro de la compra aún es peor", expone la mujer.


Rosa Egea reside también en plena calle de San Pablo con su hija y opina de la misma forma. "Cuando voy con la pequeña y estoy en mi casa o en algún comercio de la calle intento salir siempre antes que ella porque los coches están al lado, junto a las puertas, y no te da apenas tiempo a reaccionar si vienen. El problema principal es que buena parte de los vehículos que pasan por aquí van mucho más rápido de lo que deberían teniendo en cuenta lo pequeño que es todo", comenta.


Asimismo, la vecina expone que la afluencia de automóviles ha generado daños materiales. "El pavimento está deteriorado y otras partes de la plaza también. Una zona tan bonita como es San Pablo está ya venida a menos. Yo entiendo que pase la gente que tenga que trabajar y viva aquí, pero es que muchos coches acceden para cambiar de sentido y a menudo tienes que sortearlos por la velocidad que llevan", indica Rosa.


Por su parte, los comerciantes tampoco notan que el tráfico sea "desmesurado". Luis María, que tiene allí una peluquería, señala que es algo "normal". "Pasan los de carga y descarga y los que viven aquí", apunta. Un trabajador del restaurante Mali Sayo asegura que a causa de la estrechez de la calle cuando para algún coche se producen "bloqueos", con los consiguientes "pitidos", pero que es algo que ocurre "puntualmente" y que "se puede aguantar".

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