​Recuerdos del Poble Vell, historia de un derribo

El trabajo de dos vecinos ayuda a reconstruir la vida en el Mequinenza derruido mediante imágenes y anécdotas.

En la comarca del Bajo Cinca se puede ser de pueblo o se puede ser del Poble. Al decir lo segundo todos los vecinos entenderán que el que habla es de Mequinenza y si además tiene más de 50 años cumplidos, todos sabrán que vivió -y sufrió- la destrucción de las casas, la iglesia y las calles de su pueblo natal. 


Dos de ellos, dos antiguos vecinos del Poble Vell (pueblo viejo), se han pasado años buceando en busca de fotos, historias y anécdotas del pueblo derruido y acaban de presentar dos obras que emocionarán a los antiguos de la zona: 'Recuerdos de papel' y 'Paraules d'anà pel Poble', ambos de descarga gratuita en internet. 

Una decisión salomónica

La construcción del embalse de Ribarroja desembocó en la destrucción del Poble Vell de Mequinenza. Las aguas no inundaban el pueblo pero sí parte sus terrenos, así que al final se tomó la salomónica decisión de indemnizar a todos los vecinos y derribar el pueblo entero. Iglesia incluida. Muchos de los de aquel entonces perdieron sus trabajos y se mudaron a la ciudad. Otros tantos, sin embargo, se negaron a desprenderse de sus raíces, se constituyeron en cooperativa y levantaron el nuevo Mequinenza en la otra orilla.


Batiste Estruga pertenece a una de estas familias y hoy vive en la calle Q del pueblo nuevo. Tenía 18 años cuando derribaron el viejo y lo recuerda como algo "muy traumático", tanto para él como para sus mayores. En la mudanza perdió a muchos amigos pero por perder, Mequinenza perdió hasta el nombre de sus calles. La estructura del nuevo núcleo era distinta a la del viejo, se hizo difícil llegar a un acuerdo y al final el nuevo núcleo se quedó con los nombres de los planos de construcción: las letras del abecedario. Lejos de casa es algo inusual así que los malentendidos son frecuentes y Batiste está más que acostumbrado a que le lleguen cartas a casa dirigidas a la calle 'Q de queso'.

Tres volúmenes

Carlos Cubero es de los otros, de los que se fueron. Años después la nostalgia le llevó a bucear en las profundidades de Facebook y acabó encontrando allí a Batiste, su antiguo compañero de escuela. Ahora, gracias a que las nuevas tecnologías dejan en ridículo a la distancia, Batiste y Carlos intentan recuperar y salvaguardar la historia del pueblo viejo. 


Su búsqueda les ha llevado a recopilar casi 2.000 fotografías del Poble Vell y más de 5.000 palabras ya en desuso del habla de Mequinenza. Con semejante material han elaborado el mejor regalo para los antiguos vecinos y sus descendientes. 'Recuerdo de papel' consta de dos volúmenes repletos de fotografías cedidas por otros nostálgicos y 'Paraules d'anà pel Poble' reune 600 páginas repletas de palabras, expresiones y anécdotas del antiguo núcleo derruido.


Su objetivo no es ganar dinero y además consideran que el material pertenece a todos los que han compartido con ellos sus vivencias así que se pueden descargar gratis a través de internet o pedirlos por encargo en distintas copisterías de Zaragoza, Fraga, Alcarraz y Lérida.


Batiste se emociona cuando intenta explicar cómo han reaccionado algunos mayores a los que ya les ha enseñado los libros y tiene claro que no hay mejor obsequio para sus antiguos vecinos y descendientes, por lo que anima a estos últimos a imprimir el material y ponerlo al alcance de sus mayores: "Verán cómo se les enciende una chispa en los ojos, se emocionan y empiezan a recordar. Las fotografías evocan recuerdos y merece la pena enseñárselas y pararse a escuchar ya que los mayores son los mejores guardanes de la historia de nuestros pueblos".

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