"Me vendían un colchón para prevenir el cáncer y el ictus"

La Asociación Aragonesa de Daño Cerebral Adquirido informa de que se organizan charlas en ciudades de toda España para vender este producto fraudulento.

Teresa Rueda, directora del centro de Atecea de Parque Goya.
Teresa Rueda, directora del centro de Atecea de Parque Goya.
SANDRA LARIO

La Asociación Aragonesa de Daño Cerebral Adquirido (ATECEA) ha denunciado que una empresa organizó reuniones en Zaragoza en las que vendió un colchón valorado en más de 5.000 euros cuya principal virtud era “prevenir el ictus y el cáncer”. Los encuentros se celebraron en un hotel del centro de la capital aragonesa. El más reciente fue el pasado 29 de octubre y se concertó a través de cartas postales enviadas semanas antes a los invitados, que en su mayoría eran matrimonios jubilados. La empresa utiliza un nombre comercial muy común en el sector del hogar y del descanso. 


“Si estos colchones cumplen la función que asegura la empresa, les encargamos unos cuantos y los ponemos en la asociación para que la gente venga a echarse un rato y dejamos de utilizar terapeutas y trabajadores sociales”, refiere irónica Teresa Rueda, directora del centro que la asociación tiene en Parque Goya. La noticia de la venta de este colchón “milagroso” llegó a Atecea a través de un matrimonio de asociados: José e Inma (omiten sus apellidos porque prefieren permanecer en el anonimato).


Ambos acudieron a uno de estos encuentros de venta que se celebró el pasado 29 de octubre. Inma había recibido una carta unas tres semanas antes en la que se la invitaba a participar en una reunión. Esa carta no hablaba de colchones que supuestamente curaban graves dolencias, solo citaba que se les informaría de productos de salud y que, solo por acudir, a los asistentes se les obsequiaría con un queso y varias botellas de aceite de oliva.


Este matrimonio zaragozano explica que la reunión fue “un engaño”. A su llegada al hotel accedieron a la sala reservada por la empresa presentando su DNI y la carta que les había llegado a su domicilio. Los organizadores, en su deseo por no dejar ningún rastro, les retiraron la carta y se la guardaron. Tras una breve espera, comenzó la reunión.


"Cuando empezaron a hablar del colchón que prevenía estas enfermedades mi sorpresa fue mayúscula. No me lo podía creer”, cuenta Inma, que sin embargo señala que se sintió cohibida para irse porque “tres de los cuatro vendedores que había en la sala”, y que en ningún momento dieron su nombre ni su cargo en la empresa según indica la mujer, se colocaron en la zona de salida.


Inma describe la situación como “un teatrillo”. “Primero nos dijeron que el coste del colchón era de 5.000 euros y que no teníamos derecho a una subvención que se había habilitado. Luego hicieron unas gestiones con unos ordenadores y comentaron que sí, que finalmente podríamos adquirir el colchón por 2.800 euros”, explica esta zaragozana de 54 años que se pregunta de dónde sacó la empresa sus datos para enviarle la carta de invitación.


Este matrimonio conoce bien los efectos de estas dos enfermedades porque José padece ambas. Cuando Inma se negó a adquirir el colchón dice que los organizadores de la charla se indignaron y utilizaron malas formas. “Me llegaron a decir que a mi marido le había dado el ictus porque carecía de este colchón”, afirma.


Tras la negativa de compra aumentaron su oferta: el colchón rebajado con una subvención de una fundación vinculada a un médico que aparece en programas de televisión y, gratis, "una placa que, según nos dijeron, está valorada en 1.500 euros y hay que llevar siempre en el bolsillo porque previene la aparición de cáncer".


Atecea ha enviado un comunicado a la Federación Española de Daño Cerebral (FEDACE) para que alerte de este tipo de reuniones a las 37 asociaciones territoriales que la componen, porque van cambiando de ciudad cada cierto tiempo, de acuerdo con lo que los propios organizadores dijeron en la reunión. 


El encuentro superó la hora y media de duración, explican José e Inma. Ellos fueron los primeros en irse y no saben si alguno de los asistentes adquirió uno de estos colchones. Del queso que se prometía por el simplemente hecho de asistir, ni rastro. "Nos dijeron que se les había acabado y solo nos dieron el aceite", indican.


Las cartas suelen enviarse a personas mayores de 55 años. Cuando una persona más joven llama al teléfono de información les advierten de esta circunstancia y de que a las reuniones solo pueden acudir quienes hayan recibido la invitación. Estas personas, previamente, han tenido que llamar a ese número de teléfono para concertar un día y una hora de reunión. 


Este periódico ha intentado, sin éxito, que la empresa dé su versión de los hechos denunciados por Atecea. 

La UCA informa de que hay derecho de desistimiento

Desde la Unión de Consumidores de Aragón (UCA) explican que este tipo de reuniones para vender “productos milagro” son algo recurrente. “Se dan cada cierto tiempo y las empresas que los organizan no suelen dejar ninguna referencia por escrito de los productos que venden”, añaden. La UCA informa de que todas las personas que hayan comprado uno de estos productos tienen, por ley, 14 días para desistir de la compra, según lo establecido en la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios.


En una guía editada hace un par de años con la colaboración del Ayuntamiento de Zaragoza, la UCA informaba de que estos productos milagro “no son medicamentos, por lo que no existe ninguna seguridad de que cumplan con la función terapéutica que publicitan”. Y agregan: “Su venta es un fraude para el consumidor y puede constituir un grave riesgo para la salud”.


El documento, a lo largo de una treintena de páginas, advierte de esta y otras situaciones de riesgo para personas mayores, que son el principal objetivo de estos productos. Se alerta de que las empresas “crean entre las personas mayores una necesidad de comprarlos para mejorar de sus dolencias o enfermedades” e induce a la reflexión: “piense que si realmente dicha afirmación fuera cierta, no existirían personas enfermas”.

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