Ejea de los Caballeros despidió este domingo a lo grande sus fiestas patronales en honor de la Virgen de la Oliva. Hasta ahora, el cierre de las celebraciones de la localidad siempre había estado protagonizado por un espectáculo de fuegos artificiales, una tarea de la que se encargaba Pirotecnia Zaragozana, entidad que sufrió recientemente una explosión en su sede de Garrapinillos en la que fallecieron seis de sus trabajadores. Como señal de duelo, la traca se suspendió y, en su lugar, los ejeanos guardaron un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la tragedia.

De esta forma, los vecinos rindieron un pequeño homenaje a todos los afectados por el suceso a la hora en que estaba prevista la quema de los fuegos. La Orquesta Nueva Alaska, que estaba actuando en la plaza de la Diputación, dejó también de tocar y todos los ejeanos allí presentes se sumaron al recuerdo. "En solidaridad con esta empresa que lleva tantos años suministrándonos el material pirotécnico para los fuegos y, sobre todo, debido a la gravedad de las circunstancias, como ya ocurrió en otros municipios, Ejea se suma así al recuerdo de las víctimas", destacó el concejal de Festejos del municipio, Jesús Gaspar.Numerosos actos para acabar

Como no podía ser de otra forma, el fin de fiestas estuvo amenizado por la Comparsa de Gigantes y Gaiteros-Dulzaineros de las Cinco Villas. El clásico baile partió de la plaza y finalizó su recorrido en las puertas del Ayuntamiento. Los toros de fuego y el ‘Pobre de mí’ pusieron el broche final a nueve intensos días.

Desde el pasado 29 de agosto, ejeanos y visitantes disfrutan de un programa de actos cargado de comidas populares, festejos taurinos, conciertos, actividades para los más jóvenes o una nueva edición de Ejea Multicultural y Feriar, citas que han contado con una gran afluencia. Por ello, para Gaspar el balance de estos días es "positivo en cuanto a la participación. La fiesta en la calle durante el día y cuando el tiempo nos ha respetado por la noche hemos podido ver a gente tanto de Ejea como de fuera disfrutando de los actos", apuntó.

Este año, el Consejo de Festejos apostó por un modelo festivo con el fin de tener unas fiestas para todos y que se pudiesen vivir en la calle. Tras diez años no se contó con la carpa y desde el Ayuntamiento se programaron más de 200 actos al aire libre. "Tenemos que seguir trabajando y mejorando para hacer unas fiestas distintas, como las de este año. Sobre todo escuchando a todo el mundo, que es lo que hemos intentado hacer con esta programación. Para las próximas creo que será la dinámica que vamos a seguir", apostilló Gaspar.