Sardinas viajeras de Santurce a Villafeliche

Las fiestas concluyen este domingo con una cena de hermandad de los vecinos del pueblo.

Sardinas viajeras de Santurce a Villafeliche
Sardinas viajeras de Santurce a Villafeliche
Jesús Macipe

Este domingo terminan las fiestas patronales de Villafeliche, que se abrieron el pasado jueves con el pregón de Gaizka Urresti, ganador de un Goya al mejor corto de ficción. Si el bilbaíno protagonizó también en estos días uno de los últimos actos que se han incorporado al programa festivo al recoger el premio Trevillano, ayer fue un grupo de vecinos de Santurce los que centraron la atención, ya que trajeron para los vecinos sardinas ‘frescué’, algo que ocurre desde hace 16 años.


Son invitados fijos desde hace algo más de una década. Hacen un viaje algo más largo que el que narra la canción popular de finales del siglo XIX, “Desde Santurce a Bilbao”. El presidente de una de la comisiones de fiestas que ha habido en este pueblo de la comarca de Calatayud, impulsó de casualidad esta sabrosa relación, que está muy consolidada en la actualidad. "Decía que en Santurce regalaban las sardinas. Yo le decía que cómo iban a regalarlas, pero al final llamé al Ayuntamiento, me pasaron con el concejal correspondiente y de ahí salió todo", resume Agustín Caro, alcalde de Villafeliche.


Unos 150 kilos de sardinas, que se complementan con los productos que sacan los habitantes del pueblo, más lo que pone la comisión, y se compone una alegre cena de hermandad. Hoy tiene lugar la segunda y última, con ritmo de mariachis, para despedir las fiestas de San Marcos, San Juan, y San Ignacio. En ellas las peñas "son el alma y el corazón, y cuando se juntan el jolgorio está asegurado", asegura el primer edil.La población se cuadruplica

Censados en esta población hay unos 200 vecinos, pero los comensales que se juntan en torno a esta mesa rondan los 800. Aquí, como en tantos pueblos de toda la Comunidad, las casas se llenan, y las que están cerradas durante el año se abren en verano, especialmente en estas jornadas de alegría y reencuentros. "Estoy muy orgulloso de la gente del pueblo porque mantienen sus viviendas, las reforman y conservan las fachadas para que siga estando lo más bonito posible", comenta Caro.


Y en estos últimos días la localidad, conocida por su tradición alfarera y por su pólvora, se ha lucido entre los que se han acercado a ella para divertirse con las orquestas y los bailes de las noches. El dicho ‘arde mejor que la pólvora de Villafeliche’, referido a la que se fabricaba en los más de 160 molinos que sirvieron a los Sitios de Zaragoza, se puede aplicar también a sus gentes.


Transmiten una enorme energía que se contagia, y que en vísperas de las fiestas les animó a escenificar la llegada del Rey Juan Carlos al municipio. "Muchas veces pensamos que las fiestas de los pueblos solo es cuestión de dineros, pero con ideas y colaboración salen cosas diferentes, divertidas y que llaman la atención", asegura el alcalde villafelichino.

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