Por raro que parezca, existen pueblos que no programan encierros de vaquillas en sus fiestas patronales. "Con lo caro que resulta y la polémica que muchas veces se genera es lo mejor. Además, aquí nunca ha habido apenas demanda por parte de los vecinos, por lo que no ha hecho falta que nos replanteemos el tema", afirma Alfonso Puertas, alcalde de Torralba de Ribota.

Desde hace más de tres décadas, los torralbinos celebran en la recta final de sus fiestas el ‘Encierro del bus’, un acto que simula una suelta de vaquillas en la que el autobús de línea de la zona hace las veces de animal.

La historia del acto se remonta a los años 70, cuando debido a un error el Ayuntamiento no pidió los permisos necesarios para celebrar los encierros. Alguien denunció a los responsables y las vaquillas tuvieron que suspenderse, sin que nadie haya vuelto a implantarlas. Desde entonces, los jóvenes del pueblo corren unos metros delante del bus y, en un momento dado, saltan a las cunetas y lo dejan pasar mientras el conductor toca el claxon.

Por otra parte, Puertas explicó que esta ha sido una de las ediciones más participativas de los últimos años, con hasta 500 personas en algunos de los actos. Los festejos concluyen este lunes con actividades como la fiesta de la risa, la cena en la plaza o la traca final.