La lonja de todos

Fue lugar de encuentro de los zaragozanos y busca adaptarse a los nuevos tiempos, como se ha hecho en otras ciudades españolas. Agricultores, detallistas y expertos debaten qué salida dar al bello edificio de Félix Navarro.

La lonja de todos
La lonja de todos
Ilustración de Antonio Maestro

En 2016 expirarán muchas de las concesiones de los vendedores del Mercado Central de Zaragoza, lonja clave en el desarrollo agrícola de la ciudad desde 1903 y que cien años después precisa de una reforma que lo adapte a los nuevos tiempos. Eso opinan, al menos, los representantes del movimiento Slow Food Zaragoza, que han reunido a expertos en agricultura, economía y arquitectura para consensuar la transformación de una lonja concebida para una ciudad de 90.000 habitantes, en la que permanecen muchos puestos cerrados y que termina su actividad pasado el medio día. "Ysobre todo porque llevamos diez años esperando que el Ayuntamiento la lleve a cabo", destaca Jorge Hernández, presidente de la organización Slow Food. Junto a Marta Navarro, bisnieta del arquitecto Félix Navarro, autor del edificio, ha abierto un proceso de cosecha de ideas. "Se está convirtiendo en el mercado del Casco, cuando es en realidad el mercado de toda la ciudad. Y el nuevo impulso cívico de la Magdalena o la apertura de Las Armas..., han creado una regeneración en la zona que hay que aprovechar". ¿Y cuál es la idea, crear un espacio gastronómico al estilo de los nuevos mercados madrileños, como proponen algunos sectores? "Hemos visitado mercados de toda España y de Europa y esa no sería la solución que queremos –destaca Navarro–, porque al Mercado acude gente de todos los barrios para buscar productos de calidad a buen precio, casi siempre de origen local. Así que nuestra idea es crear un espacio donde convivan los vendedores con establecimientos de gastronomía, lo que daría nueva fuerza a la lonja y permitiría a los detallistas vender sus productos a los restaurantes que se instalen".


Sin especulación


Jorge Hernández advierte de que "es ley universal de una ciudad salir a la periferia para regresar después al centro, y el vacío que se ha creado entre los antiguos juzgados, el palacio de la Fuenclara y el Mercado puede dar pie a operaciones especulativas. Por ello, es el momento de que todos los vecinos participen, opinen y acerquen posturas". Y animan a los ciudadanos a dar su opinión a través de la Federación de Barrios. Desde asociaciones como la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA) o el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (Cerai) se propone aprovechar la lonja para la promoción de la fruta, verdura y carne aragonesas, y potenciar así la agricultura sostenible y de cercanía. "Si los destallistas ofrecen lo mismo que venden ya en las grandes cadenas, perderán la batalla. Tampoco pueden competir únicamente con los precios bajos, ya que existen muchas tiendas de barrio que han ajustado el margen de beneficio –concluye Hernández–. El Mercado Central tiene que adaptarse o desaparecerá- Es una oportunidad que no debemos dejar escapar".