Pedro Villasol, el enterrador que aportó "luz" a la historia del cementerio de Torrero

Su labor ha sido publicada en un libro por el Ayuntamiento de Zaragoza.

Trabajador durante 54 años en el Cementerio de Torrero, Pedro Villasol ha sido "el hilo conductor" que ha dado "luz a los años en los que no había tanta luz" en este campo santo zaragozano y cuya labor es ahora objeto de un libro publicado por el Ayuntamiento de la capital aragonesa.


Con el título 'Pedro Villasol. 54 años trabajando en el Cementerio de Torrero', el historiador Víctor Manuel Lucea ha tratado de "rescatar toda su experiencia para que no se pierda", al tiempo que el Ayuntamiento de Zaragoza lo utiliza como homenaje .


Un libro que sirve, como ha precisado en la rueda de prensa de presentación del libro el consejero municipal de Urbanismo y Arquitectura, Carlos Pérez Anadón, para "dignificar el trabajo del funcionariado" y que "ha permitido que el Ayuntamiento pueda conocer de toda la historia del cementerio" y aportar "luz a los años en los que no había tanta luz" .


Según su autor, fue un trabajo sencillo porque él se "limitó" a recoger y ordenar las experiencias acumuladas durante 50 años y que Villasol le contaba en las entrevistas.


Y es que Villasol llegó al cementerio muy joven, como ciclista llevando recados y documentación hasta la sede del Ayuntamiento. Luego paso a ser escribiente, listero y auxiliar hasta culminar su vida laboral como jefe de la oficina del camposanto.


Su "curiosidad", ha destacado el historiador, le llevó a elaborar un plano a escala donde podía ubicar todos los nichos y sepulturas con el fin de dar un servicio óptimo a la ciudadanía, pero también conocer el trabajo de los enterradores, dominar procedimientos de oficina, rescatar los libros del cementerio, a los que puso tapas nuevas para protegerlos, y rescatar la memoria de miles de represaliados, cotejando los datos de los libros con información que cruzaba en el juzgado.


El motivo, como le confesaba Villasol a Lucea, su interés para "poner nombre a los que están sin él".


Pedro Villasol fue quien descubrió la tapia que sirvió de paredón para el fusilamiento de condenados y represaliados durante y después de la Guerra Civil y a finales de los años 70 las zanjas en las que estaban enterrados los militares pertenecientes a la bandera de Sanjurjo de Navarra, aniquilada para evitar su sublevación.


La larga experiencia de Pedro Villasol ha permitido al historiador plasmar también cómo ha evolucionado el oficio de enterrador a lo largo de los años y su capacidad organizativa ante momentos importantes en la vida colectiva de Zaragoza como los incendios de Tapicerías Bonafonte, del Corona de Aragón, de la discoteca Flying o el accidente del Yak 43.