Siete de cada diez bodas celebradas en lo que va de año han sido por lo civil

Nunca antes el porcentaje había sido tan alto. El 'rito' civil ha logrado normalizarse.

Muchas bodas por lo civil se celebran en el Parque del Agua
Siete de cada diez bodas celebradas en lo que va de año han sido por lo civil

Cada vez más aragoneses deciden unirse en matrimonio por lo civil. El número de enlaces de carácter no religioso superó por primera vez a las celebradas en los templos de la Comunidad en 2008 y desde entonces la diferencia no ha dejado de incrementarse. Según los datos del Instituto Aragonés de Estadística, en el primer semestre de este año se han celebrado 1.426 enlaces, de los que 1.014 han sido de carácter laico y 412 de tipo religioso (la inmensa mayoría según el credo católico, aunque un pequeño cupo pertenece a otras creencias).


El cupo (siete de cada diez bodas no abrazan ninguna religión) es significativo por sí mismo, pero aún más si se compara con el de años anteriores. Si en 2008 apenas superaban el 50%, el año pasado este porcentaje alcanzaba el 61%, tal como se refleja en el último estudio del INE en este sentido. Actualmente se dan casos tan llamativos como que entre enero y abril sólo se han celebrado cinco enlaces por la Iglesia en toda la provincia de Teruel por 62 civiles.


El principal motivo, explica Gerardo Meil, profesor de sociología de la Universidad Autónoma de Madrid y experto en sociología de la familia, se esconde en "la creciente secularización de una sociedad en la que la proporción no practicante y agnóstica ha ido ganando terreno" y en "la aceptación de los matrimonios civiles como una forma válida desde el punto de vista social y de la familia, que ya lo acepta como un trámite válido hacia una nueva relación y estatus de matrimonio".


Uno de los factores que ha favorecido esta lenta transición es "la adecuación del rito" a los cánones del matrimonio tradicional. "La ceremonia ha adoptado las formas y la simbología y eso lo saca de lo cotidiano", apunta el sociólogo. "Esto facilita  la comprensión de los familiares que, especialmente en países de tradición católica como el nuestro, pensaban que si el matrimonio no se sellaba por la iglesia no podía considerarse tal".


De hecho, subraya el experto en conductas familiares, "antes había parejas jóvenes que pasaban por el altar bajo el abrigo de la iglesia para contentar a sus familias", un hábito que "poco a poco va erradicándose", si bien "está claro que mucha gente" que vive el matrimonio como un sacramento "lo hace porque verdaderamente cree en él".


Fuentes del Arzobispado de Zaragoza señalan que "todavía es pronto" para conocer las estadísticas de este 2014 y que, en cualquier caso, "la percepción que se ha tenido en las principales iglesias es de un aumento en el número de enlaces" respecto al curso pasado.


No es una cuestión de presupuesto


La elección de uno u otro modelo no responde a un ahorro en el presupuesto. De hecho, el cambio más significativo entre ambos -el escenario en el que se celebra- puede tener un coste superior en el caso de las religiosas: el donativo en algunas iglesias varía entre los 150 y los 500 euros, mientras que certificar la unión en el Ayuntamiento supone un desembolso de 150 euros y en el Parque del Agua de 130 euros.


Gastar más o menos no depende de la práctica o no de un credo. "No es un condicionante, en absoluto", revela Wendy Vidal, propietaria de 'Bodas de Cuentos', empresa organizadora de enlaces. "Sí que hemos notado el crecimiento de las bodas civiles, aunque a las comunidades autónomas del norte ha costado más llegar por su diferente idiosincrasia respecto a las del sur o las del levante", explica. 


"La boda tradicional sigue ahí -matiza Vidal-, pero las diferencias en la celebración son cada vez menores porque el concepto de boda, en general, está cambiando". Asimismo, apunta, "el sector se ha preparado para los matrimonios civiles, ya que las fincas y espacios de restauración han entendido que debían adecuar espacios específicos para ellos".


Sin embargo, sí es cierto que quizá en las civiles se arriesga más, buscando "otros formatos" como "el tipo cóctel, sin mesas asignadas ni protocolo y con un ambiente más distendido". Además, algunos novios buscan enclaves más atrevidos, como bosques, fincas particulares e incluso, recuerda Wendy, "una nave industrial que tuvimos que llenar y transformar en un espacio cálido".