Jornada taurina en Ejea

Los miembros de la cuadrilla 'La Chusta' lograron ayer un tiempo de 1 minuto 33 segundos.
Jornada taurina en Ejea
Ana García Cortés

La localidad sigue celebrando sus fiestas en honor a la Virgen de la Oliva. Por cada rincón reina el buen ambiente, la música y, sobre todo, los colores blanco y azul. Uno de los atractivos de las fiestas, y que reune a la mayoría de vecinos y visitantes, es el concurso de desencajonamiento de reses bravas y los encierros. Este lunes al mediodía, daba inicio a una nueva edición, la número 23. El certam ha sufrido cambios a lo largo de los años: desde la gran afluencia de participantes en las últimas décadas, hasta su horario. Los más mayores recuerdan todavía cuando se celebraban, años atrás, a las 8.00. 


Un total de ocho cuadrillas participaron en el desencajonamiento, que consiste en guiar las vacas desde la calle Mediavilla hasta el final de Ramón y Cajal en el menor tiempo posible. Una vez se lanza el cohete de salida, la cuadrilla participante comienza su actuación donde un elemento clave, además de la destreza, es la suerte. "Quedamos antes de empezar en la plaza de España para organizar en qué punto estaremos cada uno. Lo más importante es que durante el recorrido no se metan las vacas a la plaza y que ninguna se pare y se quede rezagada", señaló David, integrante de la cuadrilla ‘La Traina’, ganadores del concurso en 2013.


Los mozos deben ser capaces de conducir a los animales para que las reses no resbalen, no se salgan del recorrido y que pierdan el menor tiempo posible. La cuadrilla ‘La Chusta’ fue la primera en enfrentarse al desencajonamiento, con un tiempo de 1’ 33’’. 


Tras el concurso, comenzó la suelta de vaquillas. La Plaza de España y el centro de la calle Ramón y Cajal se conviertieron en el punto neurálgico de la fiesta. Roscaderos, tablas y recortadores estuvieron en la zona para ofrecer un buen espectáculo, además de la doble sesión de vaquillas durante la madrugada.