La estación de autobuses de Zaragoza tiene goteras desde que se estrenó en 2007

Un estudio de la concesionaria señala que los daños sobre el pavimento o la carpintería son "indiscutibles" Tras gastarse 213.000 € en paliar los efectos, espera una solución definitiva.

Humedad causada por las goteras en la estación de Delicias
La estación de autobuses de Zaragoza tiene goteras desde que se estrenó en 2007
Guillermo Mestre

La estación central de autobuses de Zaragoza tiene numerosas goteras desde su puesta en servicio en la primavera de 2007 porque ni su titular, el Gobierno de Aragón, ni el del complejo intermodal en la que se integra, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), asumen una reparación en condiciones que acabe con el problema. Los charcos se acumulan por distintos puntos de la terminal de una forma crónica y las filtraciones incluso están corroyendo la perfilería metálica de la fachada norte acristalada.


La construcción de la gigantesca mole de hormigón blanco costó al erario más de 240 millones de euros, 40.000 millones de las antiguas pesetas, pero la lista de incidencias y posteriores intervenciones que ha tenido que asumir el ADIF es extensa. Eso sí, los apaños en el área de los autobuses han sido puntuales y solo han servido para frenar el agua que hasta hace dos años entraba a borbotones por las juntas de dilatación.


El director general de la concesionaria de la estación, Íñigo Laín, manifestó que en las últimas obras se acondicionaron dichas juntas, pero solo en parte de las instalaciones, que superan el medio kilómetro de longitud. "Como no se ha actuado en toda su extensión, las filtraciones y goteras continúan, principalmente en la zona noroeste", señaló a este diario el pasado jueves tras recorrer de punta a punta la terminal.



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