Una guitarra de nueve metros da la nota en Alagón

El instrumento fue construido en 1968 como parte de la decoración de un certamen jotero, pero con el tiempo se convirtió en un emblema festivo. Tras una década recogida, un grupo de voluntarios la ha restaurado.

Imagen de la guitarra de Alagón
Una guitarra de nueve metros da la nota en Alagón

Posiblemente sea la guitarra más grande del mundo. Tiene nueve metros de largo por cuatro en su lado más ancho y no le falta detalle porque cuenta con cuerdas, clavijas, un vinilo decorativo en su rosetón y sonar, algo, suena.


Alagón se convertía en 1968 en el escenario de uno de los certámenes de jota más importantes del territorio. Aquel año, la cita topaba ya con su segunda edición y en la localidad querían hacer algo grande. Y lo hicieron. Construyeron una gran guitarra como decoración del escenario y con el tiempo se convirtió en un emblema de sus fiestas patronales. Tras más de una década encerrada en un almacén municipal, aquejada por un avanzado estado de deterioro de su madera, un grupo de voluntarios de la localidad la ha restaurado para volver a disfrutar de ella durante las recientes fiestas en honor a San Antonio de Padua.


Ponciano Vera, dueño de la plaza de toros en aquellas fechas, fue el encargado de decorar aquel escenario del certamen y tuvo la idea de crear la gran guitarra, cuya apertura serviría de puerta de entrada al escenario a través de los chiqueros del coso taurino. Por ella, salieron algunas joteras ilustres como la famosa "Polaca" de Alagón, encargada de abrir el recital jotero. "Ponciano sacó los planos a escala de una guitarra normal y le encargó el proyecto al entonces carpintero de Alagón, José Serrano, quien junto con Ramiro Férriz, llevó a cabo esta original obra en su carpintería de la calle Costa. Allí la montaron y la trasportaron hasta la plaza de toros sobre un gran remolque tirado por un tractor", explica Mariví Comenge, quien tras ver el pasado agosto cómo la gente echaba de menos a la guitarra en un grupo de Facebook, decidió ponerse al frente de su restauración con la ayuda de una decena de voluntarios más.

Durante las fiestas, el instrumento se colocaba en "el paradero"

Tras aquel certamen jotero de 1968, y pasado un tiempo, el instrumento se reconvirtió. Le cerraron la puerta, le pusieron cuerdas, quitaron algo anchura para dejarla más ligera, taparon su parte trasera con panel y cada año, arrastrada por un tractor, cada año se colocaba en el centro de la plaza de Fernando el Católico, -también conocida por los vecinos como "el paradero" por ser el lugar donde estaciona el autobús de línea a su paso por la localidad-. "El día del pregón todas las peñas, ponían sus pañuelos atados a la gran guitarra y hay un sinfín de fotos de los grupos de jota y de muchos vecinos junto a ella", recuerda Mariví Comenge. "Todos los viajeros que pasaban con el autobús hacia otros pueblos se quedaban alucinados con sus dimensiones", añade.


Sin embargo, el instrumento llevaba casi una década recluido en un almacén municipal, aquejado de un gran deterioro por el paso de tiempo. "Queríamos que volviera a formar parte de nuestras fiestas y con la ayuda de todos, la hemos vuelto a ver en el paradero. Ahora tenemos que cuidarla y conservarla para que siga con nosotros muchos años más", cuenta Mariví.