Acusan a un empresario de lucrarse vendiendo anuncios que no tenía intención de publicar

Le piden tres años de cárcel por quedarse supuestamente con el dinero de los anunciantes y no pagar tampoco a los comerciales que contrataba.

El empresario Víctor Sarrato será juzgado como presunto autor de un delito de estafa por utilizar el nombre de una revista para captar publicidad que cobraba a los anunciantes, aunque no tenía ninguna posibilidad de inserción en la publicación ya que esta era completamente ajena a él. Además, contrataba a comerciales a los que luego no pagaba.

Así lo denunciaron numerosos trabajadores cuyas causas se siguen por separado en tres juzgados distintos de Zaragoza. En uno de ellos, el de Instrucción número 6, uno de los perjudicados, representado por el letrado Fernando Rodríguez Burgués, del despacho Ilex Abogados, ya ha presentado escrito de acusación contra él y le pide tres años de prisión.


El relato de hechos que hace es muy similar al vivido por otras personas que fueron presuntamente utilizadas por Víctor Sarrato en su propio beneficio. El modo de operar de esta persona consiste en buscar comerciales a través de anuncios en prensa, quedar con ellos en cafeterías, hoteles o bares y ofrecerles contratos de tres meses en el régimen general, con un salario de unos 1.000 euros, con gastos de combustible y dietas incluidos. El trabajo que les encarga consiste en vender publicidad para una revista ya que, según les decía, tenía la intención de publicitar rutas gastronómicas por los pueblos cercanos a la capital aragonesa.


El denunciante, que como el resto estaba en esos momentos desempleado, contestó al anuncio el 22 de agosto de 2013 y aceptó la oferta del empresario. El 26 de agosto fue a una gestoría y, tras entregar su DNI y la tarjeta de la Seguridad Social, al día siguiente comenzó a trabajar para él.


Diariamente se reunían en cafeterías o bares y le decía las poblaciones que debía visitar. Luego se comunicaban por whatsapp. Cuando el comercial conseguía un contrato, Víctor Sarrato enviaba a una fotógrafa para hacer el reportaje del bar o restaurante y era esta profesional la que les daba una factura y cobraba el dinero. El comercial ya no volvía más a ese negocio y continuaba captando clientes.


Así lo hizo el denunciante, el cual comenzó a preocuparse quince días después al ver que, al reclamarle los gastos, no le pagaba ni un euro y le ponía excusas. Después de que el 16 de septiembre le entregaran la nómina de agosto en la gestoría, Sarrato no contestó sus llamadas. Cuando el día 19 hizo un nuevo contrato publicitario en Alcañiz y cobraron 181 euros al cliente, el empresario se quedó de nuevo con el dinero. Una semana después, cuando Sarrato le decía que estaba en Madrid, se lo encontró en un céntrico bar de Zaragoza y cuando le reclamó lo que le debía, el empresario salió corriendo, según la acusación, y se dejó el móvil en la barra.


La Policía de Delincuencia Económica, que ha investigado al imputado, cree que con esta forma de actuar consiguió estafar unos 2.350 euros con la revista Gastro Aragón, sin tener en cuenta las cantidades que no abonó a comerciales y fotógrafos que contrató.


El acusado negó los hechos cuando fue denunciado y argumentó que no vendía publicidad para la revista Gastro Aragón sino para la supuesta guía Gastrónomo Viajero, y que había denunciado el robo de su móvil.