Toneladas de residuos se acumulan en los árboles de dos kilómetros de ribera del Ebro

La vegetación junto al río en Cantalobos está 'forrada' de los desechos que se tiran por el retrete.

Deperfectos en la ribera
"La suciedad acumulada en la ribera del Ebro cada vez es mayor"
AVV TÍO JORGE ARRABAL

El camino que transita por el soto de Cantalobos es estos días de primavera un espectáculo de la naturaleza a menos de un kilómetro del paseo de Echegaray y Caballero, con un verde casi selvático que inunda cada centímetro cuadrado de este espacio natural. Sin embargo, un poco más abajo, en la misma ribera del Ebro, el espectáculo es muy diferente. Cientos de árboles y arbustos se encuentran literalmente 'forrados' de desperdicios domésticos llegados desde los inodoros de la ciudad, y rodeados de otros residuos más grandes procedentes de acequias, industrias o lanzados directamente al río.


En este lamentable estado se encuentran alrededor de dos kilómetros de ribera, principalmente en el soto de Cantalobos –junto a la huerta de Las Fuentes– y en el de Villarroya –en la margen izquierda, a la altura de Movera–. Toneladas de residuos domésticos –toallitas, compresas, preservativos, trozos de trapos etc.– se enganchan a la vegetación de ribera, especialmente cuando el río baja crecido, y 'embalsaman' los árboles desde la parte inferior de su tronco hasta varios metros de altura. La imagen resulta aún más impactante en invierno, cuando las ramas aún no están vestidas de hojas y flores.


La presencia en plena naturaleza de estas toneladas de desperdicios domiciliarios se debe a una llegada de desechos acumulada durante años, pero el fenómeno es especialmente visible desde el curso pasado, ya que aquel fue un año en el que el Ebro mantuvo un alto nivel de caudal durante buena parte del año.


Los desperdicios procedentes de los retretes, perfectamente reconocibles en troncos y ramas del soto de Cantalobos, son la prueba inequívoca de que aún hay aguas que se vierten al Ebro sin depurar. En este caso, y según mantienen los ecologistas, en su mayoría proceden de Zaragoza capital, cuyos colectores en ocasiones no dan abasto y deben evacuar directamente al río. Especialmente cuando hay tormentas fuertes, las aguas pluviales se juntan con las fecales y, al saturar las tuberías, estas deben soltar al río un agua que, por lo tanto, no ha llegado a la depuradora de La Cartuja, hasta donde deberían conducirse para su tratamiento.


Mariano Mérida, miembro de Ansar y de la Red de Agua Pública de Aragón, señala que el Ayuntamiento «tiene que renovar los colectores», y que algunos de ellos no dan abasto por ser excesivamente pequeños. El Instituto Aragonés del Agua señaló recientemente en un documento oficial –las alegaciones presentadas a la construcción de la depuradora de Utebo– que el tramo de tubería que va de La Almozara a la plaza de Europa «está al borde de su capacidad, ya que la evolución de los vertidos que recibe está por encima de lo que se previó en su momento». Además, el tramo que parte desde la plaza de Europa y llega hasta la desembocadura del Huerva data de 1970 y debería renovarse, algo que no se hizo con la reforma integral del paseo de Echegaray y Caballero.


Fuentes del Área de Urbanismo del Ayuntamiento señalan que la evacuación de agua directamente al río se hace «por seguridad» y «en situaciones esporádicas que duran poco tiempo». Además, desde el Consistorio señalan como posibles causantes de los residuos «a municipios que aguas arriba no depuran sus aguas». Sin embargo, los ecologistas aseguran que antes de llegar a Zaragoza no hay ninguna zona de la ribera del Ebro que presente un aspecto ni siquiera parecido al que sufren los árboles de los sotos de Cantalobos y Villarroya.

Buenas prácticas ciudadanas

Estos residuos no llegarían a estos rincones verdes de Zaragoza si toda la población estuviera concienciada de la importancia de no tirar residuos por el inodoro. La Agencia de Medioambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento, en colaboración con varias entidades, hace varios años editó trípticos e impartió charlas para extender las buenas prácticas ciudadanas, con el lema 'Desde tu casa, dale vida al río'. Sin embargo, a la vista está que hay ciudadanos que siguen usando los retretes para desechar determinados productos.


Según apunta Mariano Mérida, estos residuos aparecidos en los sotos de Zaragoza aguas abajo «son solo la punta del iceberg» del estado del río Ebro. Este ecologista hace un llamamiento a los particulares que contaminan, pero también pide la «colaboración de todos los sectores implicados» para mejorar la salud del cauce, incluidas las administraciones y las empresas o sectores agrícolas más contaminantes.