No es solo un trabajo estable -al menos durante los tres primeros años que suscribe el compromiso de permanencia-, también es un camino para mejorar la formación personal y facilitar la búsqueda de una salida laboral en estos años de crisis y paro.

El Ejército se ha convertido en una oportunidad para miles de aragoneses y españoles. Tras un año, el 2012, en el que no se ofertó ninguna plaza para ingresar en las Fuerzas Armadas, el Ministerio de Defensa ha lanzado este año una convocatoria de 1.500 plazas para Tropa y Marinería distribuidas entre Tierra (1.200), Aire (125) y la Armada (175).

Como resultado, 42.425 personas de todo el territorio nacional han decidido probar suerte, y competir por una de estas plazas. La proporción es de una por cada 28 candidatos, que deja patente la dificultad de conseguir el ingreso. Antes de la crisis, algunas promociones ofrecían más de 20.000 plazas en un solo año. En Aragón, un total de 1.257 personas se han inscrito en el proceso de selección, que incluye exámenes y pruebas físicas.

La mayoría proceden de la provincia de Zaragoza (1.111), seguida de Huesca (110) y Teruel (37). De esta lista de candidatos, 205 son mujeres, lo que representa el 16% del total. El plazo de presentación de solicitudes finalizó el pasado 15 de julio y ya han comenzado en algunas delegaciones provinciales las pruebas de acceso.

Requisitos

El Ministerio de Defensa, a través de su portal de reclutamiento, informa de los requisitos necesarios para optar a una de las plazas ofertadas. En líneas generales, los candidatos deben ser mayores de edad pero no superar los 29 años, y contar con el título de graduado ESO o similar.

Además, un buen número de especificaciones pueden dejar fuera a algún interesado, como la altura, que debe oscilar entre los 1,55 metros y los 2,03, o el índice de masa corporal, que no puede exceder de 29 ni ser menor que 18.

Si el candidato encaja en los parámetros, debe hacer frente a los exámenes teóricos, varias pruebas físicas, que incluyen abdominales, salto de longitud o ejercicios de velocidad, en estos casos con cotas diferenciadas entre hombres y mujeres.

Como recompensa a todos aquellos que logren un puesto tras las evaluaciones, no solo espera un trabajo remunerado -el salario es algo superior a los mil euros-, o la posibilidad de ascender en la escala militar, sino que obtendrán puntos adicionales si en el futuro deciden presentarse a alguna oposición de acceso al Cuerpo Nacional de Policía o a la Guardia Civil.