Barrios de Zaragoza

"Apenas puedo abrir las ventanas de mi casa por la cantidad de palomas que hay"

Los vecinos de la calle de Santander alertan de lo que para ellos ya se ha convertido ?en un auténtico problema? en sus viviendas.

Una paloma torcaz en Zaragoza
Las palomas torcaces ponen en jaque a los zaragozanos
P. F.

“Cualquier particular, institución, asociación, etcétera puede comunicar al Instituto Municipal de la Salud Pública(IMSP) la presunta sobre población de palomas en una zona concreta. El IMSP toma nota, realiza inspecciones y, de manera regular, hace capturas selectivas de palomas en aquellos lugares en los que se aprecia que se están generando molestias”.


Esta es el protocolo que, según apuntan desde el Ayuntamiento, han de seguir los zaragozanos que cuenten, en las inmediaciones de sus viviendas con nichos o visitas inesperadas de los cientos de palomas que residen en nuestra ciudad.


Es el caso de los vecinos de la calle de Santander, aquejados por la cantidad de este tipo de aves que “han hecho de nuestras ventanas su propia manera y lugar de vida”. “Yo ni siquiera puedo abrir la ventana de la habitación de mi hijo, porque se meten en mi casa”, apunta un residente de la citada vía. “De hecho, hace unos meses, tuvimos que cambiar hasta el tejado del edificio por los problemas acarreados a causa de las palomas. No ha servido de mucho, la verdad, porque siguen apareciendo”, afirma el zaragozano.


Para Esther Montes, vecina de la zona, “el mayor problema es que han hecho de algunos edificios sus nidos habituales”. “Pero esto viene de muy atrás. Esta calle y también las del entorno, como Escosura, por ejemplo, están invadidas de palomas. Sobre todo, a primera hora, pueden verse con claridad”, comenta la joven.


“Yo las odio. Vivo en la calle de Tarragona y son varias las veces que he llegado a mi casa con alguna sorpresa en la ropa. Por aquí no es tanto el problema de los excrementos de los perros como el de las palomas. Y eso que los servicios de limpieza realizan a la perfección su trabajo. Pero es que hay tantas… Deberían idear algún sistema que las ahuyentara”, dice Ramón M., que reside en la propia calle de Santander. “No es mi caso, pero sí es cierto que conozco quién tiene verdaderos problemas con estos bichos. Se les posan en las ventanas y a ver quién abre. Y ahora en verano, pues todavía es peor”, comenta Ramón.


Algo parecido le ocurre a María Dolores, una vecina de la citada calle, que prefiere no revelar su identidad, que se siente “agobiada, asqueada y acobardada” con la situación. “He llamado varias veces al Ayuntamiento y tengo que de decir que sí que han hecho alguna captura en la zona, tras haberlo solicitado. Pero es que el problema no se soluciona así. Porque con el tiempo, vuelven y se meten por cualquier sitio. Hay veces que incluso las oigo por la campana extractora de humos”, concluye la jubilada.