Zaragoza

Más curiosos que viajeros en la estación de Goya

La primera jornada de viajes en la céntrica parada zaragozana se saldó con muchas dudas y usuarios satisfechos.

Los usuarios se agolparon en las máquinas de venta
estación goya
PABLO CORTES

El primer día de viajes en la estación de Goya ha sido sinónimo de dudas y curiosos. De hecho, con un rápido cálculo visual se podía apreciar una mayor presencia de estos que de los propios usuarios.


Pasadas las 6.15 horas salía el primer tren de cercanías de la céntrica estación zaragozana, sin embargo a lo largo de la mañana los usuarios que se acercaron a la nueva instalación lo hacían con más dudas que con intención de embarcarse. “Me he acercado porque es un servicio que voy a necesitar y así veo cómo funciona”, explicaba Roberto Barbó, quien valoraba muy positivamente el nuevo equipamiento para la ciudad: “Es lo mejor que han podido hacer porque es un servicio que era necesario”.


Cerca del mediodía, los curiosos se agolpaban frente a los paneles de horarios, algunos descifrándolos con más éxito que otros. “No es racional cómo está planificado porque los horarios no siguen una frecuencia lógica”, se quejaba un usuario.


Otro de los problemas a los que se enfrentaron los primeros viajeros fueron las máquinas de venta. “Es muy difícil recargar los billetes”, advertía Paloma Susó, quien se ha visto especialmente beneficiada por la apertura de la estación, ya que trabaja en Delicias. “Me viene muy bien porque con el autobús tenía que hacer dos transbordos para poder llegar a mi trabajo”, explicaba Paloma tras haber recargado su tarjeta. “Primero he tenido que comprar la tarjeta y activarla, para después recargarla en las máquinas”, explicaba en un complejo proceso que opinaba “la gente mayor tardará en comprender”.


Junto a ella, una pareja de Torrero trataba de comprar dos billetes para Pamplona. "Hoy es el primer día que lo hacemos y nos está costando bastante", explicaba el marido. De hecho, a lo largo de la jornada de ayer, un trabajador de la estación se encargaba de hacer las labores de "ángel de la guarda" con algunos viajeros. "Nos ha tenido que ayudar porque no conseguíamos tener los billetes y pensábamos que perderíamos el tren", recordaba su esposa, quien valoraba positivamente la nueva instalación. "Nosotros somos de Torrero y tenemos más cerca venir aquí que hasta Delicias", explicaba.


Además de las dudas de los primeros viajeros, los curiosos fueron los verdaderos protagonistas del día. De hecho, cada vez que algún usuario se encontraba con problemas para sacar su billete, varios de ellos se agolpaban junto a las máquinas expendedoras para descubrir la solución del problema.