LOS VEINTE MISTERIOS

La vida de Cristo, en imágenes

Manifestación de homenaje y súplica, el Rosario de Cristal es, ante todo, expresión popular de amor a la Virgen. Es una invitación a rezar durante los días más destacados del calendario zaragozano

El Rosario de Cristal es, ni más ni menos, una invitación a rezarle a la Virgen. Una invitación, también, a reflexionar sobre los momentos clave en la vida de Jesucristo. Pero también es un espectáculo. Metal, vidrio y luz se unen para configurar una sinfonía de colores única en el mundo.


Como espectáculo estético, el Rosario de Cristal puede dividirse en dos partes: en un primer tramo estaría la procesión de los Misterios, seguida después por las carrozas monumentales. La disposición ha cambiado un poco a lo largo de los años. No siempre ha sido igual, y ha ido adaptándose a la realidad -y a las necesidades- de cada momento.


A finales del siglo XIX, por ejemplo, abría la marcha la Guardia Civil, seguida de un piquete militar de caballería, el Estandarte, la banda de música, los faroles de la Salutación Angélica, y sendos coros de niños, que precedían y seguían a la Gran Cruz de Rosario. Todo ello se puede comprobar en el libro "El Rosario de Nuestra Señora del Pilar" que publicó en 1898 José Nasarre Larruga.


La procesión se configura de forma distinta hoy. Como es lógico, se ha respetado lo fundamental del diseño del recorrido. Habitualmente abre el paso la Policía Local, seguida del Estandarte, portado, como viene siendo tradicional, por Miguel Sanmiguel Bárcena, de la Hermandad del Rosario. Luego, el paso de Santo Domingo de Guzmán, por la cofradía del Rosario del Pilar de Zaragoza, acompañada por representantes del colegio de los Dominicos. Y, a renglón seguido, el farol emblemático, la Gran Cruz del Rosario, portado por la Legión de María, y acompañado por las parroquias de Ambel y San Miguel de Alfajarín, la Aurora de Pinseque y las cofradías de Nuestra Señora del Rosario y de la Virgen de la Peana de Ateca.


Luego vienen los Misterios Gozosos, Dolorosos y Gloriosos, con cinco faroles cada uno. Todos ellos fueron diseñados por el arquitecto zaragozano Ricardo Magdalena y las carrozas son todas de dimensiones muy parecidas (1,74 metros de ancho por 2,15 de largo y 4,25 de alto). De la construcción de todos ellos, también, se ocupó Talleres Quintana de Zaragoza, bajo la dirección del maestro artesano León Quintana. La mayor parte de los cristales originales, tintados al horno, provienen de la casa Degrand de Burdeos.


Un farol 'contemporáneo'


Los faroles de los Misterios forman un conjunto único, excepcional. Los diseños de Ricardo Magdalena, sin apartarse un ápice de la finalidad para la que fueron concebidos, suponen también una manifestación más del genio creativo del arquitecto zaragozano.


Los Misterios del Rosario han sido tradicionalmente quince, y hace tan solo unos años el Papa los amplió a veinte. Sin embargo, el Rosario de Cristal zaragozano no tiene ni quince ni veinte faroles de los Misterios. Son 16.


La existencia del farol número 16, cuyo estilo no tiene nada que ver con los que diseñó Magdalena, se explica por la carta apostólica de Juan Pablo II 'Rosarium Virginis Mariae' (el Rosario de la Virgen María), difundida en 2002, en la que el Papa incluía cinco nuevos misterios al entender que en el diseño del Rosario hasta entonces vigente faltaban momentos decisivos de la vida de Jesucristo.


Así, Juan Pablo II instituyó los Misterios de la Luz o Misterios Luminosos: 'El Bautismo en el Jordán', 'La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná', 'El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión', 'La Transfiguración' y 'La institución de la Eucaristía'.


El Cabildo enseguida quiso incorporar los 'nuevos' misterios a la procesión y encargó la realización de un farol que los integrara. Cada uno de los Misterios Gozosos, Dolorosos y Gloriosos tiene su propio farol, pero no los luminosos, lo que explica que la pieza tenga cinco caras, una por cada Misterio.


El diseño general de la obra se encargó a la artista Carmen Ramírez, y la ejecución corrió a cargo de uno de los talleres que mejor conoce la 'intimidad' del Rosario de Cristal, Vidrieras de Arte Cristacolor. Iluminado interiormente con más de 2.000 watios de luz, y con un peso de casi mil kilos, el nuevo farol, por su aspecto actual, es uno de los que más expectación despierta a su paso. El farol diseñado por Carmen Ramírez ha sido la aportación más moderna al Rosario.