ZARAGOZA

Los comercios afectados por las obras del tranvía temen su ralentización

Las molestias ocasionadas y el desvío de las líneas de autobús han disminuido considerablemente la afluencia de gente, por lo que los comercios afectados ven con miedo la posible prolongación de los trabajos.

El desvío de las líneas de autobús resta afluencia al Paseo de la Independencia.
Los comercios afectados por las obras del tranvía temen su ralentización
J. M. ALBALAD

«Cuanto más tiempo tarden, peor para los negocios», explican tajantemente desde la heladería Amorino del paseo de la Independencia de Zaragoza, quienes temen que los restos arqueológicos aparecidos prolonguen el período inicial de las obras. Y es que, según indican, «pasa menos gente por la zona a consecuencia del desvío de las líneas de autobús, aunque los efectos se verán de aquí a un tiempo».


En este sentido, Ana Abardía, empleada de Prenatal, asegura que «son muchos los inconvenientes, por lo que cualquier demora no va a hacer más que empeorar la situación». Al igual que Amorino, este negocio de ropa infantil está sufriendo los cambios obligados en el transporte público: «Es pronto para decir que las ventas se han resentido, pero la realidad es que, al haber menos paradas, menos gente pasa».


Sin embargo, según Abardía, «los problemas se van a ir acrecentando a partir de ahora, cuando comiencen a intensificar los trabajos y aumenten los ruidos y la suciedad». De hecho, «habrá que ampliar los servicios de limpieza», por lo que no quiere ni pensar en lo que podría propiciar el alargue de las obras.


Por su parte, desde Frutos Secos inciden en la menor afluencia de ciudadanos por la zona, algo que, en unos meses, «se podrá saber con certeza si ha afectado a las ventas de la tienda». A este respecto, Mariví, persona con movilidad reducida que se desplaza en silla de ruedas, añade entristecida que «los obstáculos, por si fueran pocos en la ciudad, van a aumentar y a condicionar a personas como yo».


A pesar de que todavía es pronto para sacar conclusiones, pues las obras no han hecho más que comenzar y no se tienen cifras que demuestren un descenso en el número de ventas, la tónica general es de «descontento e incertidumbre». Así, ante la aparición de restos arqueológicos, los comerciantes esperan decisiones rápidas que ayuden a recuperar el panorama habitual lo antes posible.