MOVILIDAD URBANA EN ZARAGOZA

Quejas por las altas temperaturas que alcanzan el tranvía y los bancos verdes

La sociedad Los Tranvías de Zaragoza asegura que solo se dan en las horas centrales del día, cuando la ocupación es máxima.

Quejas por las altas temperaturas que alcanzan el tranvía y los bancos verdes
Quejas por las altas temperaturas que alcanzan el tranvía y los bancos verdes
MAITE SANTONJA

La ola de calor que golpeó a los zaragozanos la semana pasada se dejó notar también en el interior del tranvía. Muchos vecinos se quejaron de la alta temperatura que debían soportar durante el viaje, en especial al mediodía y primeras horas de la tarde. Asimismo, los bancos verdes situados a lo largo del trazado del Urbos 3 tampoco recibieron elogios de los que se sentaban en ellos.

«Madre mía, ¡pero qué calor hace aquí!», se quejaba Luis Hernández, mientras se secaba una gota de sudor que le corría por la frente. «Voy a pedirle al conductor que ponga más fuerte el aire», añadía. Los que estaban a su alrededor asentían con la cabeza.

«Hombre, es normal que haga calor, estamos en verano», le dijo Ana Muñoz. «Sí, pero aquí hace 30 grados y estamos apretujados, por lo que no se puede aguantar», le contestó Hernández.

Esta es solo una de las conversaciones que cada día se mantienen en el interior del tranvía, sobre todo al mediodía, sobre las 14.15. Coincide con la hora de salida del trabajo de cientos de zaragozanos. «Tengo ganas de llegar a casa, así que, con el calor que hace, no voy a esperar otros ocho minutos a que llegue el siguiente», explicó Raúl Lozano.

Este elevado número de personas que entran al tranvía a la vez es uno de los factores que producen el aumento de la temperatura en el interior del mismo.

Fuentes de la sociedad Los Tranvías de Zaragoza explicaron que para que un tranvía regule la temperatura se aplica una fórmula matemática que «tiene en cuenta cuatro factores: temperatura exterior, temperatura del interior del vagón, el número de viajeros y la radiación solar en toda la superficie del tranvía». Según este resultado, «el refrigerador echa el aire frío en la cantidad y rapidez oportunos», añadieron. «La media es de 25 grados», aseguraron. «Aunque la posible oscilación prevista es de 4 o 5 grados», afirmó.

De hecho, a las 14.15 de ayer, en el vagón pegado a la cabina del tranvía se registraron 30,5 grados, provocando más de una queja. «¿Está puesto el aire acondicionado?», se preguntaba Isabel Urquiza. «Yo tampoco lo noto, pero es que hace mucho calor en la calle», le comentó Agustín Pellicer. «Aunque como yo estoy tan gordito, la verdad es que siempre tengo acalorado», dijo, entre risas.

Según explicaron desde Los Tranvías de Zaragoza, en ese vagón hace más calor porque «los dos equipos de refrigeración están montados en los coches segundo y cuarto del tranvía ya que en ellos están las dos puertas dobles».

Once paradas en cada trayecto

El Urbos 3 se detiene once veces en cada trayecto, cada dos minutos -de media- y durante unos 20 segundos. Por lo que el aire acondicionado «debe contrapesar continuamente el aire caliente que entra con el frío del refrigerador», señalaron. Y según varíen los factores considerados en la fórmula matemática, se siente más o menos el aire acondicionado.

Por otro lado, el sistema de refrigeración cuenta con un circuito de retorno, «por el que desaparece el aire caliente por la parte central de los vagones», explicaron.

Unos asientos que «arden»

Los bancos verdes colocados a lo largo del trazado del tranvía también provocan quejas entre el vecindario. «Esto está ardiendo. ¡No hay quién se siente!», denunció Luis Domínguez. Concretamente, a las 17.30 de ayer, los bancos que estaban al sol en Gran Vía, desprendían hasta 43 grados.

Los usuarios del tranvía que tienen que esperar o las personas que simplemente quieren sentarse a descansar o a leer, prefieren hacerlo en los de la sombra. «Cuando ves que faltan más de 5 minutos hasta que llegue el tranvía los mayores nos vemos obligados a sentarnos», explicó Juan Martínez, que anda con muletas. «Y los que están al sol arden», añadió.

Este mobiliario urbano, diseñado por el arquitecto Iñaki Alday, es de madera con un acabado de poliéster de 1,5 milímetros. «Más de un 98% de madera», aseguró Alday. Eligieron el color verde 'carruaje' porque «no es tan oscuro como el de los bancos tradicionales», explicó el arquitecto. Esta elección se tomó con el objetivo de que la capacidad de absorción de la radiación térmica no fuera mayor que la de los bancos habituales.

Pero en las ventajas de este banco están también sus inconvenientes. El asiento es continuo, ya que no está formado por listones, por lo que el cuerpo está completamente en contacto con el banco. «Esto que favorece la comodidad podría producir más sensación de calor», señaló.

Por último, Alday comentó: «Todo lo que está al sol en verano se calienta». Y «no existe el banco perfecto», añadió.

(Más información en la edición impresa de HERALDO DE ARAGÓN)