BIEN DE INTERÉS CULTURAL

Fomento modifica la reforma de la A-2 para salvar un yacimiento celtíbero

El trazado respetará la zona de más valor del castro ciclópeo entre Soria y Zaragoza.

Vista del yacimiento celtíbero, con el tramo de la A-2  que se mejorará al fondo.
Fomento modifica la reforma de la A-2 para salvar un yacimiento celtíbero
ALBERTO GONZALO

El Ministerio de Fomento va a modificar el trazado aprobado para la mejora de la A-2 en el tramo entre las provincias de Zaragoza y Soria con el fin de salvaguardar un yacimiento celtíbero declarado Bien de Interés Cultural, en su parte soriana, por la Comunidad de Castilla y León. Se trata del castro ciclópeo localizado entre los términos municipales de Santa María de Huerta y Monreal de Ariza, en una colina junto al kilómetro 181 de la autovía, donde se contempla la corrección de curvas y carriles.


A principios de año, la Asociación Cultural Ciudad de Arcóbriga expresó su preocupación porque la intervención proyectada en la A-2 afectaba a esa zona arqueológica y a la identificada como castro ogmico, en Monreal de Ariza (esta última no cuenta con protección). El valor de los yacimientos radica en que fueron núcleos celtibéricos (siglos III y IV antes de Cristo) que no llegaron a romanizarse.


Los trabajos de reforma de esta infraestructura han alcanzado al cerro ogmico, pero se salvará el área más importante del ciclópeo, al limitar la franja del cerro a la que podrán llegar las obras, según el acuerdo de las dos comunidades autónomas. El nuevo trazado para la autovía, que se encuentra en fase de estudio, afectará a la zona del yacimiento que tiene un menor valor, y que se corresponde con los 20 primeros metros del desmonte del terreno.


No llegará a tocarse la parte que tiene una mayor importancia y que cuenta con una figura de protección. El tramo de la A-2 que se tiene que modificar entre las dos provincias se encuentra entre los puntos kilométricos 178 y 184, y aunque del castro ciclópeo ya se tenía conocimiento antes de que la empresa concesionaria de las obras redactase el proyecto de construcción inicial, no se había delimitado.


La reforma proyectada contemplaba el desmonte de la colina donde está el yacimiento y el retranqueo en unos 70 metros del talud. Previamente, en los dos últimos meses del año pasado, y solicitadas por Patrimonio, se acometieron una treintena de catas arqueológicas y estudios topográficos del terreno.


Los restos encontrados se analizaron, y se concluyó la existencia de dos zonas con distinto valor patrimonial. Esto determinó las medidas que se aplicarán para proteger la parte del cerro ciclópeo más significativa. Los cambios en el trazado, además de respetar esa zona, deberán de ajustarse a los terrenos de los que dispone Fomento, puesto que ya se hicieron las correspondientes expropiaciones.


Excavaciones arqueológicas


Cuando el nuevo proyecto reciba el visto bueno del Ministerio, se llevarán a cabo excavaciones arqueológicas, supervisadas por las direcciones de Patrimonio de Aragón y Castilla y León, y que tendrán como fin la extracción de los restos que puedan salir a la luz durante los trabajos de mejora de ese tramo de la autovía.


Desde Arcóbriga consideran que la destrucción de parte de un yacimiento «nunca es una buena noticia», dice Jesús Valtueña, vicepresidente de la entidad, porque hubieran preferido que se conservarse la totalidad del castro ciclópeo, aunque valoran que se haya modificado el trazado y que se vaya a hacer un estudio en profundidad. En la parte más alta del cerro, se localizaría la fortaleza celtíbera, y los restos de las construcciones se extenderían por la ladera hasta la parte más baja, junto a la autovía.


Ahí se tiene constancia de la existencia de una parte de la muralla y del trazado urbano. «Esto se sabía desde principios del siglo XX, cuando el Marqués de Cerralbo hizo las excavaciones de este yacimiento», indicó Valtueña.


El colectivo confía en que la información que ofrezcan los restos que se descubran no se pierda para que no suceda como con una parte de la necrópolis del cerro ogmico, donde ya habían entrado las máquinas. «La información que hubiese, mucha o poca, ya no la podemos obtener, se ha perdido para siempre, y a mi modo de ver, eso es lo más grave de todo», opinó Valtueña.