RECORTE MUNICIPAL POR LA CRISIS

Los servicios sociales del Arrabal atienden con tres meses de retraso

Los usuarios denuncian que estel centro de Zaragoza está saturado y solo hay una trabajadora social. Esta semana ni siquiera da citas, porque los próximos tres meses ya están llenos.

Saturnino Corcueda, esperando a que le atienda la trabajadora social del centro Tío Jorge.
Los servicios sociales del Arrabal atienden con tres meses de retraso
P. F.

Matilde Aparicio, vecina del Picarral, llamó este lunes al centro cívico Tío Jorge para solicitar cita con los servicios sociales. Le contestaron que la agenda de la trabajadora social está llena para los próximos tres meses y que no le podían dar hora. «Me he quedado en el paro, vivo con mi hijo de 11 años y tengo que pagar el alquiler. No puedo esperar tres meses a que me den cita. Necesito comer», afirma enfadada.


Los servicios sociales municipales están saturados por la crisis y por los recortes. En el centro del Tío Jorge se atiende a familias de los barrios de Arrabal, Picarral y Parque Goya I. Hace unos meses había tres trabajadores sociales, ahora hay dos de baja y solo una persona atendiendo al público.


«Trabajaba de teleoperadora y hace dos semanas me echaron. Pago 470 euros de alquiler, más el agua, la luz, la comida. Vengo a pedir alguna ayuda de alimentación (los servicios sociales conceden vales de comida para canjear en supermercados) o del alquiler (en algunos casos, el Ayuntamiento asume el pago de algún mes)», explica Matilde, que fue ayer -sin cita- al Tío Jorge a ver si conseguía que la atendieran.


«A mí me dieron la cita hace tres meses. Vengo a pedir una ayuda para la teleasistencia. Antes había también otra trabajadora, pero creo que ha sido madre y ahora solo hay una», afirma Saturnino Corcueda, de 45 años, trabajador de limpieza en el Parque Delicias.


Las tres sillas que sirven de sala de espera en el pasillo se quedan escasas. Acude gente con y sin cita, con situaciones personales más o menos dramáticas. «Vengo a ver si hay alguna ayuda. Se me ha acabado el paro. Vivo con mi madre y mi hija de 14 meses. Ninguna de las dos trabajamos, a mí me despidieron cuando me quedé embarazada», cuenta Victoria, colombiana de 27 años, que lleva 9 viviendo en Zaragoza.


Al rato llegan Dolores, de 29 años, y Francisco, de 27, con su hijo pequeño. «Estamos en el paro, recibimos el IAI (Ingreso Aragonés de Inserción) y venimos todos los meses a ver a la trabajadora social. No me sale ningún trabajo, solo chapuzas de un día o dos, pero sin asegurar y no lo puedo coger», señala Francisco. Su último trabajo fue montando las paredes de los pabellones de la Expo. Tienen tres hijos: de 9, 6 y un año y medio.