LLUVIAS EN ARAGÓN EN 2010

Pluviometría casi desértica en un año bueno

Las lluvias caídas en el conjunto de Argón se situaron justo en el promedio de los últimos 30 años, sin embargo, la media no se cumplió igual en todas partes.

La lluvia se ha repartido de forma dispar en Aragón
Pluviometría casi desértica en un año bueno
HERALDO

La delegación territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) acaba de hacer público el balance pluviométrico de 2010, que muestra que en Aragón el año pasado fue «normal» en cuanto a precipitaciones. Eso significa que las lluvias caídas en el conjunto de la Comunidad se situaron justo en el promedio de los últimos 30 años. Sin embargo, este buen dato no es extensible a todo el territorio, ya que se observan contrastes importantes entre unas comarcas y otras.

En el sur de Teruel y en la mitad oriental del Pirineo el 2010 fue «húmedo» o incluso «muy húmedo» -en Gúdar y Albarracín llovió hasta un 70% más de lo habitual-. Por el contrario, en el valle del Ebro, en la Ibérica zaragozana, en Monegros y en el Bajo Cinca el año resultó «seco» o «muy seco» con déficits medios de precipitaciones de entre el 20 y el 30%. De hecho, en muchas zonas de la depresión del Ebro los registros pluviométricos volvieron a ser propios de un desierto.

Por poner unos ejemplos extremos, en Osera de Ebro solo se recogieron 200 litros por metro cuadrado; en El Burgo, 203; en Pina, 210; y en La Almolda, 216. Esas cantidades suponen poco más de la mitad de lo que debería haber llovido en un año medio, pero han pasado casi desapercibidas. ¿Por qué? ¿Cómo puede ser que en un buen año hidrológico con los embalses llenos haya puntos de Aragón que registren precipitaciones propias de una gran sequía?

Contrastes

La primera pregunta la responde el meteorólogo Francho Beltrán. «No es lo mismo que el déficit de precipitaciones se produzca en el valle del Ebro a que afecte a una de las zonas en las que se almacena el agua -explica este especialista-. Si en El Burgo u Osera solo se han recogido 200 litros pasa desapercibido porque los recursos hídricos que se consumen en esa zona vienen de otros sitios. En cambio, en los valles del Pirineo, donde están los embalses, pueden caer 800 litros y ser un problema porque lo habitual es que caigan 1.200».

En cuanto a los contrastes pluviométricos entre unas zonas y otras, hay que recordar que Aragón, por su topografía, ofrece una gran variedad climática que hace que las precipitaciones medias anuales oscilen entre los más de 2.500 litros por metro cuadrado que caen en las grandes cumbres del Pirineo y los apenas 300 de una amplia franja del sector centro oriental de la Comunidad: 303 litros en Fraga, 315 en Zaragoza, 318 en Caspe.

«La altitud, vinculada al relieve, es el factor esencial para la pluviometría -explica Beltrán-. Cuando el aire se ve obligado a subir porque se topa con las montañas se enfría, y eso provoca una condensación que es lo que produce las lluvias». La orientación y la influencia del Mediterráneo -que hace que el clima sea más irregular- también influyen en las precipitaciones, pero en el caso de Aragón el otro factor determinante para la distribución de las lluvias es la dificultad de penetración de las borrascas.

«Es lo que se denomina el efecto pantalla -comenta Beltrán-. El Pirineo, la Cordillera Ibérica y la Costero-Catalana impiden la entrada de los frentes haciendo que al valle del Ebro solo lleguen los más activos y los que remontan por el sureste».

Anomalías

La combinación de todos estos elementos es la que genera las variaciones de precipitación que se producen de un año a otro. La Aemet mide esas anomalías para cuantificar cómo de seco o de húmedo ha sido un determinado periodo de tiempo.

«Para poder hacerlo disponemos de un centenar de observatorios en los que hemos comprobado que la serie histórica de datos es fiable -explica el meteorólogo Juan Carlos Tudela-. Esos datos nos permiten determinar cuál es la pluviometría normal en esa zona, y a partir de ese parámetro podemos decir si un año ha sido húmedo o seco».

Cuando en las zonas esteparias de Aragón llueve menos de lo habitual, los registros pluviométricos anuales bajan de los 300 litros por metro cuadrado acercándose a niveles prácticamente desérticos. Una vez más, esto sucede de forma desigual, y por eso incluso dentro del valle del Ebro puede haber diferencias notables: en dos observatorios situados a apenas unos kilómetros de distancia la pluviometría puede variar en un centenar de litros.

«Otra característica propia de Aragón es que entre el 20 y el 30% de las precipitaciones se producen en forma de tormenta, y ya se sabe que las tormentas se mueven de forma muy irregular -recuerda Francho Beltrán-. En el Pirineo eso no tiene importancia, pero en el valle del Ebro, al llover poco, sí que se nota a final de año».