CUENTAS MUNICIPALES

El presupuesto de 2011 devuelve a Zaragoza a niveles inversores de principios de los noventa

El borrador de las cuentas que plantea Belloch supone un recorte para nuevas obras de un 66% respecto al año 2007.

Fernando Gimeno
El presupuesto de 2011 devuelve a Zaragoza a niveles inversores de principios de los noventa
JOSé MIGUEL MARCO

El Ayuntamiento de Zaragoza se está quedando sin capacidad para acometer nuevas inversiones. Esta es una de las conclusiones que arroja el borrador del presupuesto de 2011, que el gobierno municipal PSOE-PAR tiene previsto aprobar, de forma inicial, mañana mismo. En total, 60 millones de euros, entre inversiones reales y transferencias a otras entidades. Para encontrar un nivel de gasto en obras más reducido que el del próximo año hay que retroceder hasta 1993, cuando se previeron para los capítulos inversores 41,4 millones de euros.


A la espera de que el gobierno PSOE-PAR logre el apoyo de alguno de los grupos de la oposición para ratificar los presupuestos en el pleno del día 23, los propósitos inversores municipales son insólitos para unas cuentas de un volumen total de 676 millones de euros. Es más, suponen un retroceso drástico frente al furor de nuevas obras que vivió la capital al calor de la Expo, cuyo cénit llegó en 2007. Aquel año se previeron 180,7 millones, un 24,6% del total del presupuesto, que se situó en 732 millones. Según las cuentas de 2011, se invertirá un 66% menos que en 2007 y el porcentaje respecto al total será del 8,8%.


¿El Ayuntamiento de Zaragoza lleva camino de no poder acometer mejoras ni inversiones en la ciudad y quedarse como un mero gestor de gasto corriente? La fuerte caída de los ingresos que ha sufrido el Consistorio en los últimos tres años, unida a la prohibición estatal a los municipios de contratar más deuda, ha dejado al consistorio con graves dificultades para cuadrar los gastos.


El patrimonio de suelo, pieza fundamental para cerrar las cuentas, está en una situación crítica tras la oleada de permutas y enajenaciones de los últimos años. Además, es difícil de vender: en 2011 se ha previsto un recorte del 18% en los ingresos por este concepto (de 48 a 39 millones). Las transferencias de otras administraciones (sobre todo del Estado) han pasado de los 233,7 millones de 2008 a 214,2 de 2011. Por impuestos indirectos, desde el año de la Expo se han perdido casi 9 millones (de 39,5 a 30,7).


Pero la caída de los ingresos no justifica por sí sola el desplome inversor que se prepara para el próximo ejercicio, haya o no haya presupuesto. El gran problema municipal es que durante los últimos años se ha disparado el gasto corriente del Ayuntamiento (personal, grandes contratas...), al que según el borrador del presupuesto le corresponderá un 85,9% del total. Cuando el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, llegó al cargo en 2003, el gasto obligatorio representaba el 71,84%. Y este año ese porcentaje se quedó en el 81,88%. Y eso que en 2011 se aplicará un recorte medio de los sueldos de los funcionarios del 5% y se tratarán de contener los gastos de las grandes contratas (el próximo ejercicio se ha previsto un recorte de 11 millones de euros para la limpieza pública).


El problema para el Ayuntamiento es que se está quedando sin margen para invertir. Si se comparan, el nivel inversor del año 93 (41,4 millones) era proporcionalmente mayor que el actual. Además de que 41,4 millones de euros del 93 eran mucho más de lo que son ahora, en aquel momento la inversión representaba el 14,54% del presupuesto, frente al 8,8% de 2011, y el gasto corriente suponía el 79,84%, en contraposición con el 85,95% previsto para el próximo ejercicio.


¿Podrá remontar el Ayuntamiento? A corto plazo parece difícil. Con su volumen de gasto obligatorio y las dificultades que tienen los ayuntamientos para generar ingresos propios, ajenos a la deuda, solo una Ley de Financiación Local, promovida por el Estado, y otra de Capitalidad, impulsada por la DGA, podrían dar una salida económica. Pero para conseguir estas reformas, con su correspondiente dotación económica, aún habrá que esperar.