SE ENCUENTRA INGRESADO EN EL MIGUEL SERVET

El chófer del bus de GM admite que iba por el carril erróneo pero no con exceso de velocidad

La Policía Local le tomó ayer declaración en el hospital, donde aún sigue recuperándose una semana después del accidente.

El autobús cayó a la dársena de la estación de autobuses de la Intermodal.
El chófer del bus de GM admite que iba por el carril erróneo pero no con exceso de velocidad
CARLOS MONCíN

Una mala ubicación sí, pero no un exceso de velocidad. De las dos circunstancias que están detrás del accidente del autobús de General Motors, ocurrido hace hoy una semana, el conductor del vehículo solo ha admitido una. M. A. R. A., de 36 años, prestó declaración ayer ante los agentes de la Policía Local de Zaragoza que investigan las causas del siniestro que dejó 38 heridos, incluido el propio conductor del autocar, que sufrió lesiones graves.

El chófer de Therpasa, que todavía convalece en una habitación del Hospital Miguel Servet, reconoció ante los funcionarios que de los cuatro carriles que hay en ese punto de la avenida de la Ciudad de Soria, él circulaba por el situado más a la derecha, que le obligaba a girar en ese sentido, hacia la avenida de Navarra. Sin embargo, el recorrido de esa ruta de La Almozara para dejar a los trabajadores le obligaba a seguir recto.

El conductor justificó esa incorrecta ubicación en los lances de la propia circulación, cuya dinámica le obligó a colocarse ahí.

Respecto a la segunda circunstancia -un exceso de velocidad que, según el tacógrafo del autobús, superaba entre 30 y 40 kilómetros por hora el límite de 50 en esa vía- señaló que hasta el preciso momento de la colisión con el turismo, circulaba dentro del límite. Otra cosa distinta es lo que ocurrió a partir de que chocara con el coche que giró hacia la avenida de Navarra -en una maniobra correcta- y que recibió el golpe en el lateral derecho. El conductor, según fuentes cercanas al caso, explicó a los policías que, tras el golpe, perdió el control del autobús y que desde ese momento hubo una gran confusión.

Así trataría de explicar por qué el tacógrafo marca que el impacto con el turismo se produjo a unos 83 kilómetros por hora y que cuando chocó con la barandilla del foso de la estación de autobuses la velocidad seguía rozando los 80. Contradictoriamente a lo que afirma el chófer, la 'caja negra' del autobús revela que antes de sufrir el accidente, el vehículo alcanzó los 90 kilómetros por hora.

Las declaraciones prestadas por el conductor serán incorporadas al atestado y remitidas al juez instructor del caso, quien volverá a citarlo cuando esté recuperado y el magistrado considere oportuno.

Como en cualquier caso que pudiera existir un delito o falta -lo que determinará el juez- los agentes tenían previsto hacer ofrecimiento de acciones a los heridos, para que puedan reclamar las indemnizaciones que pudieran corresponderles.