VIOLENCIA DOMÉSTICA

"Le denuncié porque mis hijas y yo sufrimos un infierno por su maltrato, no por despecho"

Un argelino acusado de violencia doméstica se enfrenta a 10 años de cárcel. Él dice que su ex pareja quiere encerrarle por negarle la boda.

Un vecino de Alagón, de nacionalidad argelina pero afincado desde hace más de 15 años en el municipio, podría pasar la próxima década entre rejas por el "infierno" que supuestamente hizo pasar a su ex pareja. La mujer, de su misma nacionalidad, asegura que durante el tiempo que convivieron fue víctima de continuas agresiones, que la insultaba y que incluso la amenazó de muerte en numerosas ocasiones. A ella y a su familia.


La mujer también le acusa de maltratar a sus dos hijas -de 7 y 5 años, fruto de un matrimonio anterior- y de aterrorizarlas hasta el punto de orinarse encima. Tanto es así, que la denunciante llegó a internarlas en un centro de menores. Sin embargo, el presunto agresor niega todas las acusaciones y asegura que lo único que ha hecho es negarse a casarse con la denunciante. "Me dijo que le había jodido la vida y que ella me la jodería a mí", declaró ayer en el juicio Zerga Benaissa, en prisión provisional desde hace un año.


Durante la vista, que se prolongó durante más de siete horas, la presunta maltratada recordó las muchas veces que su ex pareja le puso la mano encima. Lo hizo entre sollozos y detrás de un biombo. "Nos conocimos en febrero de 2009, pero los problemas empezaron en junio, cuando me fui a vivir con él a Alagón", explicó. "Desde entonces -continuó-, se sucedieron las agresiones. Y detalló hasta seis episodios de violencia especialmente graves. Sin embargo, nunca se decidía a denunciar. "Sabía que Benaissa era mala persona y que tenía muchos amigos, aquí y en Argelia. Me amenazó con matar a mi madre, y con decirle que yo era una puta, que fumaba y bebía, y que me acostaba con él sin estar casada", dijo.


La versión de los hechos del acusado fue diametralmente opuesta. "Me di cuenta que era una mujer muy celosa y controladora. Me miraba el móvil, estaba pendiente de cuándo entraba y salía del trabajo, de con quién iba...", declaró. "Todo se complicó cuando nos fuimos de vacaciones en agosto a Argelia -añadió-. Yo quería irme solo, pero ella insistió en venir. Al volver, un mes después, ya le dije que no quería casarme". Según el presunto maltratador, fue entonces cuando ella decidió denunciarle.


Se fue y volvió varias veces

Durante todo este tiempo, la denunciante se fue y volvió a la casa de Benaissa varias veces. Ella dijo que lo hizo porque el acusado le pedía siempre perdón, mientras que este aseguró que era su ex pareja la que se empeñaba en estar con él. Al final, incluso recurrieron a la mediación de dos imanes de la mezquita de Oliver.


Entre los testigos citados a declarar, una médico que asistió a la mujer. Lo hizo en julio de 2009, tras una de las supuestas palizas. Cuando se presentaron en su casa, vieron que se había desmayado y que estaba empapada. Dijeron que volverían con una ambulancia para llevársela. Pero cuando lo hicieron, esta se negó a acompañarles. Y según la médico, lo hizo porque su pareja le amenazó en su idioma.


Varios amigos comunes de la pareja negaron haber presenciado malos tratos, y el imán de Oliver dijo que el acusado no le compró para convencer a su ex pareja de que retirara la denuncia. La defensa, a cargo de Javier Notivoli, pidió la absolución, o en peor caso, que se condene a su cliente a dos años.