TOROS

Una plaza llamada libertad

Una plaza llamada libertad
Una plaza llamada libertad
CARLOS MONCíN

Seguimos hablando de la libertad. Mejor dicho, de la falta de libertad. Ayer fue 16 de octubre de 2010. Siglo XXI, por tanto. Y unos señores venidos de Cataluña pidieron libertad en Zaragoza. En Barcelona, en la Monumental, pronto no podrán hacerlo. La van a chapar, como todas las plazas de toros de Cataluña, según la democrática decisión del Parlamento catalán. La libertad en Cataluña, por lo visto, consiste en prohibir. Eso sí, los 'correbous' no se prohíben que, según se ve, ahí no sufre el toro. ¿Sigo? Mejor, no, que hablaremos del indulto del toro de Osborne y de las españolía que el gesto denota. Detrás de todo el montaje reside ese significado y no otro, el mismo que ayer proclamaron unos aficionados ataviados con la bandera nacional española y con 'senyeras'. Esa es la verdadera libertad, la tolerancia, la compatibilidad, la exclamación unánime que reverberó en el coso de la Misericordia.

Las plazas de toros fueron utilizadas recientemente como chivos expiatorios y van camino de convertirse en altavoces de libertad. Clamó libertad la plaza de la Misericordia, ovacionando a los amigos de la Unión de Taurinos y Aficionados de Cataluña. Solo piden libertad. Ojo, ese solo es mucho. Es todo. Porque la libertad no hace felices a los hombres. Sencillamente, los hace hombres. Esas voces, esas demandas, esos derechos arrebatados, fueron lo esencial de la tarde. De nada cabe hablar si falta la libertad.

Todo lo que viene después, siendo muy importante, es accesorio. Ayer toreaba un torero cincovillés en Zaragoza. Regresaba Alberto Álvarez, que estuvo muy arropado. Visible presencia en la plaza de Jesús Naudín y José Ángel Soto. También, Javier Allúe, portavoz del PAR en las Cortes de Aragón. Y los diputados provinciales Máximo Ariza (PAR) y Juan Arboniés (PP). En el burladero, el consejero Arturo Aliaga (PAR), y el director general de Comercio, Juan Carlos Trillo. La asistencia de Aurelio López de Hita, de CEPYME Aragón, y de Joaquín Cezón, de la Cámara de Industria y comercio, también fue visible.

El humorista Arévalo compareció en el burladero. Un poquito de humor tampoco viene mal en el triste horizonte de la incomprensión. "Políticos, aún estáis a tiempo de rectificar", rezaban las pancartas de los amigos catalanes. Nuestra libertad acaba donde comienza nuestro silencio. Ayer, Zaragoza, fue un clamor. Simplemente, pedíamos libertad.