LUIS EDUARDO AUTE

"El amor es fuego al principio y refugio después"

El cantautor actuará a las 21.00 en la Sala Mozart. Precios: de 26 a 31 euros.

"El amor es fuego al principio y refugio después"
"El amor es fuego al principio y refugio después"

Aute no amarillea. Aute va más allá de modas, convencionalismos y catarsis. Las canciones le hacen reverencias, pero sin pasarse: saben que no le gustan demasiado los piropos. Ahora, en su último disco, las ha sacado literalmente a la intemperie: cero envoltorios de colorines. Estarán en la calle en una semana, pero esta noche tendrán un rato en el repertorio de este autor de perfil humanista y alma salmonera.


"Intemperie: desamparo y confusión que padece el ser humano como individuo y como parte de un colectivo". Son quince canciones en el nuevo disco al acabar de oírlo, ¿cómo se levanta uno y sale a la calle?

Tendría que ir acompañado de una caja de cuchillas de afeitar, ¿no? Hombre, hay canciones y motivos diversos, escritos este último año de modo disperso y diverso también. Sí existe un denominador común: el estado de ánimo de estos tiempos, presidido por la incertidumbre, lo precario: está todo a la intemperie, bañado de confusión. Pero no todo el disco es así, solamente 5 ó 6 canciones. En las demás voy por el amor y el desamor, que siempre están ahí.


¿El amor consuela o es fuente de más problemas?

Es un refugio, más bien. El amor es fuego de pasión primero, y luego calor de refugio. Y claro que es la fuente de todos los problemas, y de todas las alegrías, porque es el principio: sin el sexo nadie estaría aquí. Estar vivo es consecuencia directa del amor y la atracción, e implica una serie de acontecimientos: lamentablemente, muchos no son felices.


La gira de presentación de 'Intemperie' es a cubierto: auditorios y teatros. En Zaragoza será la segunda parada.

Casi siempre me muevo por ahí, excepto los momentos veraniegos que lo hago en plazas de toros y polideportivos. El ámbito más adecuado para mis canciones está en los teatros, por el clima íntimo que se genera, la complicidad con el público. Tengo un tema nuevo dedicado a Calanda, se llama 'Allí' y la protagoniza un perro 'calandaluz'. Es un homenaje al pueblo y a Buñuel: fui hace dos años a romper la hora y sigo muy vinculado, sobre todo con Javier Espada. Me encantó poner la canción final de su trabajo documental con Gaizka Urresti sobre Buñuel, es un gran trabajo.


¿Cómo lleva la faceta pictórica?

Ahora la retomaré. Acabé el disco hace unos días. También estoy con la quinta entrega de la serie los 'Poemigas', que saldrá al mismo tiempo. Se llama 'No hay quinto animalo'. Con los pinceles me pondré a acabar cosas empezadas y trataré de olvidarme de la música y poemas. Sigue itinerando mi retrospectiva de pintura, dibujos, grabados y esculturas, trabajos de toda mi vida, lleva siete años dando vueltas. Estuvo en Huesca y ahora ha inaugurado las exposiciones del centro Niemeyer de Avilés.


El verano de 2009, cuando vino a participar en las 'Conversaciones en la Aljafería', Gabriel Sopeña le regaló 'Templo' en casete doble. ¿Lo ha oído?

No lo he oído, lo guardo como un recuerdo, apenas tengo ejemplares y quiero conservarlo así. Como oro en paño.


Ese día dijo usted que normalmente intenta "evitar los protocolos, es imprescindible prescindir de cortesías superfluas, siempre y cuando el respeto no se marche de la habitación".

¿Eso dije? He ido a pocos debates, no soy muy de eso, pero sí intento que no se intensifiquen, y siempre recordando que el humor es imprescindible en cualquier reflexión.


Es decir, una postura antagónica al modelo 'Sálvame'. ¿Estamos abocados a la idiocia cotidiana?

Me hago la misma pregunta. Me asusta lo del 'belenestebanismo', porque además el proceso avanza. Todo por la pasta y la audiencia, como sea, cualquier disparate vale: resignarse no es una opción.