Las estufas del Covent Garden londinense, al Ciclón

La emblemática galería vuelve a cobrar fuerza 120 años después y planea programar música en directo durante el invierno.

El pasaje del Ciclón se lleva muchas de las fotos de los turistas que visitan el Pilar.
Las estufas del Covent Garden londinense, al Ciclón
TONI GALáN/A PHOTO AGENCY

"Aún quedan locales vacíos, pero también tenemos muchas propuestas que estamos estudiando con calma porque queremos seleccionar establecimientos con encanto y no cualquier bazar de todo a cien". Quien habla es Blanca Marín, propietaria de varios locales del pasaje del Comercio y la Industria, más conocido como El Ciclón, cuya recuperación ha costado a su familia diez años de pleitos e innumerables horas de sueño. "Al menos recibimos el reconocimiento de la ciudad y mucha gente que pasa nos felicita y comenta que 'ya era hora' porque este pasaje es una joya premodernista, que ha estado desolado demasiado tiempo", comenta Marín, que también recibió una carta de felicitación del alcalde Belloch.

Aunque el modelo a seguir del Ciclón son las galerías Vivienne de París, de cara al invierno, el pasaje zaragozano se va a reforzar con las mismas estufas del Covent Garden londinense, "de estructura piramidal y con llamas efectistas". Pero no será esta la única novedad porque para las fiestas del Pilar están pensando en acoger una exposición -anteriormente la galería fue escenario de desfiles de moda o cenas recreacionistas- y, después, programar 'las noches del pasaje' con música en directo en invierno. "Ahora ya se suena música escogida con arias y óperas como reclamo para que la gente se asome y curiosee. Aunque no compre, pero queremos que vengan, lo vean, pierdan el miedo y paseen por él", cuenta Marín, que recuerda que el Ciclón también fue una de las localizaciones de la comedia 'Que se mueran los feos'.

"La recuperación del espacio, con las motos que aparcan dentro o los 'tenderetes' que dificultan el acceso de la plaza del Pilar, no ha sido tan rápido como creíamos, pero nos alegramos de haber tenido paciencia, más en estos tiempos de crisis, para rechazar ofertas de alquileres y buscar los que encajen con el espíritu del pasaje", dicen sus propietarios, que actualemente tienen libres dos locales: uno de 300 metros cuadrados (ideal para restauración) y otro de 70 metros con un luminoso patio interior.

Imagen de marca

Próximamente se hará un dosier que explique el pasado del edificio (que el arquitecto Fernando de Yarza diseñó para el marqués de Ayerbe en 1882) y, también, se prevé crear una 'imagen del marca' que se extraerá del forjado original del pasaje. "De las rejas auténticas solo se conserva la que da a la calle de Alfonso I porque el resto fueron sustraidas con un tráiler", explica Marín para quien estos desvelos también son una "cuestión sentimental" dado que vive en el edificio.

Hace unos meses, en el Ciclón se abrió la peculiar tienda de recuerdos Basílicus y una heladería de la cadena Gelati Dino, donde confirman que el verano está siendo animado. Sus helados de higo, roquefort, o sus granizados de gazpacho causan furor en la temporada estival y, para el invierno, preparan crepes, una carta de chocolates (de canela o guindilla) y, además, darán un toque centroeuropeo a la pasadizo interior del pasaje con estufas y pequeñas mantas para abrigarse. El único borrón hasta la fecha para la heladería fue que al mes de su inaguración falleció Albert Font, uno de sus precursores quien, además, ideó el helado de melocotón de Calanda con vino como reconocimiento a los aragoneses.