TRIBUNALES

La fiscalía pide siete años de prisión para dos hermanos por robar ocho móviles

Entraban a pedir limosna a las tiendas y se aprovechaban de los descuidos de los empleados.

Repetían siempre la misma operación. Elegían un establecimiento comercial y uno de ellos entraba a pedir limosna fingiendo ser sordomudo. Cuando los empleados le invitaban a marcharse, su hermano entraba en escena y se formaba un pequeño tumulto. Momento que aprovechaban para llevarse los teléfonos móviles que tenían a la vista. En apenas un mes, se colaron en siete negocios y se llevaron otros tantos aparatos. El botín ha sido valorado en 1.318 euros, pero a ellos les podría salir mucho más caro, ya que la Fiscalía ha pedido siete años de prisión para cada uno de ellos.

Los detenidos son Marcel y Murgurel Stanescu, de nacionalidad rumana y sin antecedentes penales. Aunque en la mayoría de los casos aprovechaban los descuidos de sus víctimas y no recurrían a la fuerza, hubo dos asaltos en los que mediaron empujones y amenazas. Por ello, además de un delito de hurto continuado -por el que se piden 15 meses de cárcel-, el ministerio público les imputa dos robos con violencia. Y por cada uno de estos últimos, se solicitarán tres años de prisión en el juicio que se celebrará el próximo mes de septiembre.

Los hechos se produjeron en diferentes puntos de la capital aragonesa entre el 13 de abril y el 17 de mayo de este mismo año. Hasta el 30 de abril, los hermanos habían conseguido hacerse con cinco terminales -que supuestamente luego revendieron- sin tener que recurrir a la fuerza. Sin embargo, ese día, alguien les plantó cara. Fue el responsable de una tienda de decoración de la calle de Fita, a quien le robaron el teléfono mientras le enseñaban un cartel con garabatos ilegibles y emitían sonidos guturales fingiendo no poder hablar.

Persecución por la vía pública

Al darse cuenta del hurto, el hombre salió a la calle a la caza de los ladrones, a los que dio finalmente alcance a la altura de la calle de Laguna de Rins. Se produjo entonces un forcejeo en el que la víctima logró arrebatar el pasaporte a uno de ellos. En concreto, a Marcel Stanescu, quien procedió entonces a amenazar con el puño al dependiente, diciéndole que le iban a pegar unos amigos suyos rumanos.

Tras este incidente, los hermanos estuvieron un tiempo sin actuar. Sin embargo, volvieron a delinquir la tarde del 17 de mayo. En una tienda de electrodomésticos, primero, y en una autoescuela, a continuación. En esta última, modificaron un poco su modus operandi, y en lugar de entrar a pedir limosna, accedieron a la oficina diciendo que querían hacer unas fotocopias. La empleada les dijo que allí no prestaban ese servicio, por lo que los ladrones reaccionaron de forma agresiva, acorralando a la mujer y propinándole varios empujones. Momento que aprovecharon para quitarle también el teléfono móvil.