SUCESOS

Un bocadillo y un café que no pudo terminar

La imagen del presunto asesino fue captada por las cámaras de seguridad del céntrico establecimiento, situado en el número 16 de la plaza del Pilar.

Un bocadillo y un café que no pudo terminar
Un bocadillo y un café que no pudo terminar

Alejandro Ruiz decidió entrar a la cafetería Cioccolatte a las 13.15. Entonces no sabía que un cuarto de hora después estaría en manos de la Policía. Su imagen fue captada por las cámaras de seguridad del céntrico establecimiento, situado en el número 16 de la plaza del Pilar, y dan cuenta exacta de sus movimientos y de los tiempos. Pero aunque no hubiera habido objetivos apuntando, los camareros del local estuvieron muy vivos y no le quitaron ojo en todo el tiempo. Como se aprecia en los fotogramas, el presunto homicida se dirigió al fondo de la barra y se sentó en una banqueta. Según relatan, tenía la mirada perdida y parecía en estado de 'shock'. Su aspecto desaliñado, con manchas de sangre en la camisa y heridas de cortes en los brazos, con sangre coagulada, les hizo sospechar. Por eso, tras servirle el bocadillo y el zumo de piña que pidió (y que no llegó a pagar) le solicitaron que se lo comiera fuera. Tras salir del bar, avisaron a la Policía que se presentó en tres minutos y lo detuvo. "Cuando llegaron aún estaba caliente el bocadillo, que fue a parar a la basura", dijo ayer Manuel Tejadas, dueño del local. Dos minutos más tarde, a las 13.35, inspeccionaron el local en busca de algún objeto, como el arma del crimen que aún no ha sido hallada.